La roca era de humo
Y la noche de cartón
Todas Balas blindadas
Rompieron el contador
El viento amagaba triste
Destellos de dulce dolor
Veneno para alelíes
Arrasan la ensoñación
La tarde se desvanece
Ha perdido su color
En la plaza que hay en mi pecho
Se pone ahora sí, el sol.
Regueros de corazones
Sangrando mutilación
Hablando en otros rincones
Se esfuma aquella ilusión
Hay en el mar otros bares
Mostradores perdidos sin dios
Licores de uvas perversas
Embriagan ahora mi voz
La llaves del desconsuelo
Cierran la puerta de aquel cielo
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