domingo, septiembre 11, 2016

XLIII

   Íbamos rumbo a las dos semanas de apenas hablar. Desaparecieron de pronto las palabras cariñosas, las urgencias nocturnas, la luz y la tibieza, el ardor y las ganas con las que no nos queríamos soltar. Me dijo que estaba arisca, era respetable, no obstante en mi alborotada necesidad de su compañía, aquellas palabras me sonaban a derrumbe, a lejanía insolada desde una húmeda penumbra de desasosiego. De todas maneras no existía lugar para el reproche y si bien cada tanto me acogotaba y pretendía emanar de mi pecho, lo refrenaba en un hondo suspiro y con un vago esfuerzo, lo dejaba ir sin más. Estaba en esto por decisión consciente, me había atrevido a amarla en sus múltiples formas y no iba a exigirle nada a cambio. Esto me daba una ancha espalda para no perecer de ansiedad y frustraciones cuando ella no respondiera, cuando volviera a decir que no demasiadas veces, tantas como para que el aire sobrara en mi pecho y mis manos se congelaran de sed, bajo la polvorienta pérgola de una espera sin señales.
   Escribía esto desde la puerta del recoveco, nuevamente era el primero en llegar al ensayo del viernes. "Sos la reina de la indiferencia, imposible entrar en esa red" cantaba Balbis en mis auriculares y el estribillo me recorría como un parásito perverso. Al día siguiente íbamos a hacer un ensayo extraordinario con equipos en Las Duranas, donde en unos meses haríamos la exposición del espectáculo en el marco del concurso. Fuimos seleccionados entre un grupo de murgas aspirantes a un ensayo abierto en el amplio y cómodo escenario, y allá iríamos entonces. Pero antes estaba el ensayo del viernes y el Piropo, el Piropo sí. Nadie llegaba aún y no hacía yo pie en medio del lodazal descolorido que se había vuelto la noche, ahora sí, de íntima sustancia primaveral. 
   Afortunadamente en el ensayo anterior pude lograr disipar parte de mis preocupaciones al lograr idear y redondear parte del espectáculo a entera aceptación del grupo y mía propia. Pude, cosa extraña, poner en concordancia mis deseos, mis actos y palabras para llevar el juego más cerca de mi área sensible y esa conformidad, como decía, disipaba en parte, la oscura opresión que me alejaba emocionalmente del grupo y del proyecto.     2:30 a.m. Después del ensayo y la obligada parada de viernes en el bar de siempre, yo estaba en la parada de la plaza 1ero de mayo, clavado esperando cualquier cosa que me llevara a colón. Se sentía que era viernes y algo alcoholizado, pensaba en ella en medio del barullo que realizaban varios pendejos que adquirían productos en el kiosco con el cartelón de Oktubre. La ominosa confusion que provocaban los motores, generaba un tenue malestar en mi estómago y entonces deseaba que pasara un ómnibus, aunque temía que viniese lleno y que tuviese que viajar de pie. 
   Mierda, un 147!!! No!! No lo distinguí hasta que fue demasiado tarde y no pude cruzar corriendo la avenida de las leyes para detenerlo y abordarlo en el nacimiento de la calle Yatay, de modo que seguía ahí, montado en una leve cólera mientras el tipo del kiosco escuchaba al cuarteto de nos. Eso no estaba mal. Las luces de los autos parecían marearme y de a breves intervalos pensaba en ella, pero con mucha intensidad. 
     Las 3:00... ella estaba arisca y yo estaba esperando un bus a colón y alguien gritaba EH! en la noche del palacio legislativo. Llegaban dos personajes de aspecto malviviente y voz totalmente cascada por el abuso. Por Fernández Crespo solo doblaban camionetas conducidas por nadie y lo que sobreveniía era el eco de la puteada que me distanciaba de su aromático pellejo, de su desnudez amordazante, de su luz, que me es ahora tan esquiva. 
    Y cuarto... a mi se me antojaba un paquete de galletas dulces pero no pasaba ni un puto bus. Esencia de vacía concurrencia y ahí venía un G de los rojos. Lo abordé con aprobada displicencia aunque el alivio sentido al conseguir asiento, fue completamente indescriptible.     Mestizaje y deslucida aparición de bares por las corrientes veredas. Pibes de gorro blanco y de nuevo el pujar de la incipiente primavera por la madrugada de avenida Agraciada rumbo oeste ,  rumbo a colón y bella vista pasa a un lado por la ventanilla. 3:30 y llegando a Garzón sus palabras se hacían telaraña en mía oídos y ahora se me daba por que debería haber ido a su casa. Hubiese llegado apenas antes de medianoche y ahí estaría ahora con V, tal vez durmiendo, pero no lo hice, en lugar de eso me quedé en la cantina , cantando hasta las 2 y ahora me lo reprochaba cruelmente. Inconducente. Retornando. Trasnochado. Vehemente en mi susurro que no hace mella en la noche pico de botella, en la noche de septiembre dónde un perro vagabundo arrima el hocico a la papelera de la parada y la profunda noche parece un zumbido mecánico de salmuera. 

12 comentarios:

  1. Tremenda novela :D A lo mejor en alguno de los enesimos capitulos llego a aparecer como un actor secondario o terciario parando en alguna de las plazas de 18 de julio camino a lo de V, o pensnado en V, o volviendo de lo de V :D Un placer leerte !!!

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  2. Apareces en un capítulo, pero me faltan como 30 más así que...

    Gracias por tomarte el tiempo de leer y cuando este impresa me aseguro de que te llegue un ejemplar a queens, a manhatan o a long island o a donde estés.

    Un abrazo, podrías colaborar con un capítulo, estoy seguro que tenes alguna historia que encaje a la perfección... Aunque no esté V en ella.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. jaa... yo pense que estabas contando el dia a dia.... por eso te decia, porque va a ser imposible (por ahora) . que zarpado........esta quedando re bien !!!!!!

    y bueno, todo sea por la comision de la editorial :D

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  5. Si logras hacer que alguien la publique te dejo un 15% a perpetuidad

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  6. Si logras hacer que alguien la publique te dejo un 15% a perpetuidad

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  7. esta terminada o la estas haciendo de a poco?

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  8. excelente papa !! la quiero ver terminada.

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  9. Bueno, así será. Un abrazo y gocen con el David allá.
    Se lo quiere

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  10. Bueno, así será. Un abrazo y gocen con el David allá.
    Se lo quiere

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