De la nada me vino, como una brisa, la imagen de su pelo, su perfume, mientras planificaba las pocas horas libres que me quedan por delante, perdido en ecuaciones casi inútiles, me vino la imagen de sus bucles, su mechón peinado para un costado. Fue una puntada en el esternón, inmediata, demasiado honda, resistente a cualquier intento de racionalización, me cayó como una pluma desde el alto y fragante celeste. No hay manera de pensar que esto no es amor. Dolido, jodido, áspero, demasiado real amor entre dos ángeles del infierno que confundidos y medio rotos, patalean en la ausencia secreta. Entonces tuve que seguir adelante, mis planes se volvieron vacíos, mis ojos dos pozos de agua temblorosa y mis manos una desesperación sin linites. Escucho la radio, pasan los minutos, siento irremediablemente que el encuentro está próximo...
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