Radio New York Live acaba de poner The Passenger de Mr. Pop. En el desvelo placentero de mi cama, escucho solo el Lailaleo que mandan from the very heart of Manhattan.
Me paso para una de Smooth Jazz y la semilla de la madrugada germina en mi vientre, volviéndose nube, grito y ráfaga cortando el cielo rastrero. Un contrabajo a tierra vuelve gelatina al silencio por fuera de mi auricular, golpean las corcheas de la batería y yo que la tuve tan presente, bellísima V.
Leo las hojas repetidas de algún sentimiento que se le escapó al amanecer, ebria de mi sexo y del vino infinito que solo existió en nuestro abrazo, en nuestro roce de manos fugaz , perdido ahora tras el telón definitivo de la distancia. La música ya se enrareció y tengo que buscar otra cosa en la FM de este mundo lleno de ondas y de frecuencias que lo atraviesan todo, menos mi amor por ella.
Aterrizo de golpe en una de chill out, vengo de fracasar en otra de música clásica, pasaban una escena sonora demasiado narrativa para mi estado de ánimo. Desde la robótica y la fusión de los sintetizadores, parece que no quedara ni un huevo que no haya sido cascado.
Como si todas las aves volaran. Pero no es así, y llenos de crudeza nos retovamos ante el destino y paff.. Nada sucede. Queda atomizando una gotera en los ecos de la noche y un mosquito demasiado agudo me despierta una súbita y resignada ira, al tiempo que la aplicación de radio se detiene sin aviso para que yo siga repitiendola en mis dedos, en mi abdomen, en la voluntad irremediable de mis esfuerzos.
Me paso para una de Smooth Jazz y la semilla de la madrugada germina en mi vientre, volviéndose nube, grito y ráfaga cortando el cielo rastrero. Un contrabajo a tierra vuelve gelatina al silencio por fuera de mi auricular, golpean las corcheas de la batería y yo que la tuve tan presente, bellísima V.
Leo las hojas repetidas de algún sentimiento que se le escapó al amanecer, ebria de mi sexo y del vino infinito que solo existió en nuestro abrazo, en nuestro roce de manos fugaz , perdido ahora tras el telón definitivo de la distancia. La música ya se enrareció y tengo que buscar otra cosa en la FM de este mundo lleno de ondas y de frecuencias que lo atraviesan todo, menos mi amor por ella.
Aterrizo de golpe en una de chill out, vengo de fracasar en otra de música clásica, pasaban una escena sonora demasiado narrativa para mi estado de ánimo. Desde la robótica y la fusión de los sintetizadores, parece que no quedara ni un huevo que no haya sido cascado.
Como si todas las aves volaran. Pero no es así, y llenos de crudeza nos retovamos ante el destino y paff.. Nada sucede. Queda atomizando una gotera en los ecos de la noche y un mosquito demasiado agudo me despierta una súbita y resignada ira, al tiempo que la aplicación de radio se detiene sin aviso para que yo siga repitiendola en mis dedos, en mi abdomen, en la voluntad irremediable de mis esfuerzos.
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