jueves, septiembre 13, 2018

Retirada #1466

Última noche de tabaco seco en el Castillo. Último lucero goteando ventanal adentro a mi miseria. Mi soledad. Mi silencio goma de té y lentitud desmedida. La legión de tuppers ambulantes pasando por espuma bajo el chorrito de luz amarillenta. Ella nunca vino. Tendría. Se va el prado, haciendo zig-zag por las huellas que dejó el invierno, tecleando en la niebla. Última luna. Última nube sobre la que pasean mis ojos, entre el crujir de esas galletitas berretas, que fueron lo más dulce de la estación más fría. Sigo cumpliendo mi destino gitano, mi mandato errante de improvisación impredecible, sangre de gasa, velo de pluma y estufa a cuarzo para un almanaque lleno de intensidad y quietud absoluta. Llega al fondo de mis ojos el último abrazo de la ansiedad y es innegable que me aprieta con dedos imposibles, aterrizando mi vuelo en pedregullo sangrado. Infinidad de columnas de Dolina y Astor Piazzolla entre Woody Allen y dibujos a lapicera. Voy a extrañar mi extrañeza silenciosa, vagando entre el olor a flores de la helada. 

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