martes, febrero 11, 2020

Otros paises 5

Pasa un ómnibus que con un quejido lento, se pierde en la noche de Cluj-Napoca. Viva, la ciruela da vueltas a mi paladar, ahora un café en un pequeño vaso térmico, mis pupilas arrojadas al vacío de una avenida lateral cuyo nombre ignoro. 

No he hecho más que frecuentar algunos bares o pubs, ya que me dijeron que la propuesta cultural de esta ciudad, da que hablar en urbes mayores. Así fue anoche que vi una banda de Gispsy Jazz, formada por unos jóvenes encantadores, con chalecos y pantalones de vestir, y esta noche, luego de una proyección de cine universitario "a la gorra", asistí a un jam de poesía, por demás interesante, en el que pude conectar casi definitivamente con el idioma y, me atrevería a decir, la sensibilidad de la vanguardia poética que milita por estas latitudes. No he encontrado espíritu de avanzar en las lecturas y menos de consagrar algún tipo de adición a mi obra literaria. Algunos museos y edificios públicos fueron también objeto de mi contemplación durante las horas del día, resultando en un gran placer por mi parte, y no así por la de los edificios, me temo, quienes se mostraban más bien indiferentes a mi insistente visualización. 

Yo la sigo invocando. La reclamo en mi cuerpo. Aunque esté por ahora, fuera de mi alcance, la concentro, la voy destilando en mi pensar, imaginándola, recordándola,  la voy reconstruyendo en el coliseo de mi voluntad y la disfruto así por el momento, con sus abrazos de letra y sus cartas que me agarran siempre en ese momento que es la última isla antes del hondo sueño.

Su respuesta de anoche fue uno de los más bellos gestos que ha tenido conmigo en el último tiempo. Logró como tantas otras veces, atravesar todas mis defensas y acariciar, no sin una brisa de brusquedad, mis más íntimas fibras. Al volver de la noche rumana en Cluj-Napocs, me volví al hotel a dormir,  el bálsamo gratificante de una sonrisa que la desviste a la distancia. Deseándola de forma incrementada, casi respirando el perfume somnoliento de sus ojos. 

Qué habrá querido decir Morfeo con las imágenes que me dio a vivir en su reinado? Yo interpreto que el cielo nuboso significa la dificultad que hemos atravesado, el viento es el cambio, la fuerza vivificante que coencta nuestras orilla, la Luna es la magia. El abrazo.. En fin, el abrazo entre su ser y el mío, es una comunión indescriptible, como usted bien sabrá. 

La quiero. Con determinación deseo poner fin al invierno de no mirarla a los ojos. Le mando mis mejores deseos siempre y todo mi cariño. 

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