domingo, marzo 28, 2021

Estúpido diario

 Abro la ventana a medianoche. El vapor y el rocío se vuelven una sola entidad fantasmagórica en las faldas del otoño. El nogal centenario empieza a dar sus regalos y mi perrita Lilith está por parir. Me da mucha paja escribir este formato de diario miserable en el que esquivo de forma sistemática las cosas que realmente me importan. Escribí muchas canciones este mes, capaz una buena... y la de Beth Harmon, que no puedo dejar de canturrear cuando la lluvia tierna obstaculiza mi camino al almacén. Extraño la murga, el cantar atizado por el vino en la plaza Zabala, la voz de mi amigo Nico, cantando al lado mío, el porro y los papeles de Washington, las disgresiones filosóficas y políticas con el Chelo, la guitarra de Andy, el abrazo con el Mati, la risa de Belén y los bailes murgueros de Gonzalo. Empezó a llover ahora, qué curioso, justo que vi la luna llena más temprano, levantarse como un ojo de cuarzo inmenso sobre el horizonte de mi barrio. Hubo un tiempo que corría bajo la lluvia para ir a abrazarla, ella se asustaba con ternura de adolescente, yo la miraba y me estremecía sin saber qué hacer para anclar en mi pecho los breves momentos en que su compañía era como un sol que todo derretía. 


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