Dos viejos que caminan tomados del brazo frente al hospital de Clínicas. El celeste frío del cielo atigrado por altísimas nubes blancas. Voces en la radio que me devuelven a tiempos anteriores donde yo era otro y tenía la vida de otro. La casa de un compañero murguista que se bajó antes de salir y en el balcón donde antes cultivó el cannabis, ahora hay un cartel "Se alquila" y nadie supo más de él. El invierno da una tregua dentro del ómnibus a Canelones del que me voy a bajar casi en Maldonado. Un viaje muy repetido que casi nunca me aburre, a diferencia del de retorno que siempre es mucho más largo y ya a la noche. Al ir llegando a Portones, evoco la casa de una novia hermosa a la que casi ni conocí. Un local de bicicletas en el que cuando viví la vida de aquel otro, tuve el trabajo de pintar de negro, las nubes y columnas del salón de ventas. La calle Boloña con otro recuerdo minusválido de amor, me devuelve el brillo del sol, doblado en los parabrisas quietos de sus autos. Tres muchachos con termo y mate caminan apurados hacia algún tipo de obra. Todo sigue siempre.
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