La lluvia sembró un tapiz de pétalos en mi jardín
y la tarde fue silencio, gratitud, lejanos ladridos
mientras el verde toma fuerzas en todos los rincones
el ocre y el amarillo se desvanecen ya lejanamente
mi soledad es un sobre celeste sobre una mesa desierta
me duele el cuerpo y en mis versos se repite un nombre
que nunca digo
Tendré que seguir escribiendo
remontado de todos los abismos
enredado en fórmulas de ingenio
en pequeñas catedrales de polvo.
Voy por las orillas del fuego.
Que hermosas palabras, me llevan a mis propios recuerdos y sentimientos. Gracias
ResponderEliminargracias anónimo, me gustaría saber al menos el nombre de la persona a quien mis torpes versos han llevado a sus propios recuerdos y sentimientos. de todas maneras esperamos siempre su regreso.
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