Todo comienza en esa penumbra rojiza donde aparecen imágenes estáticas, aguas en perpetuo movimiento, mar de la tranquilidad, siniestros rumores toman el mando del escenario imponente. Le damos la mano a la libertad que nos ofrece Morfeo y movemos nuestros pies y manos en el gelatinoso desencuentro de nuestro cuerpo real. Es nuestro otro yo el que domina la lengua de los sueños y con ella charlamos con el infinito. Pasamos la mano por los ojos, restregamos los jirones del mundo de todos los días, nuestras palabras se doblan, se hinchan amanecen con la boca seca y justo ahí... olvidamos lo ocurrido. Pero hay más... mucho.
<3 u <3
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