martes, abril 19, 2016

Colección de Silencios

Derramo, derrapo, me escapo
delirio tan vívido en tarde de lluvia
que corroe las trompetas de mi alma
solo queda un viejo carbón
una explicación que se rehúsa a ser comprendida
paciente, para nada complaciente
encuentra su forma detrás de altos cipreses
en la sombra, más allá de toda superficie
la herida fundamental

Colección de silencios
y dolor de haberte mentido
el incendio indómito de la noche
o la vaguedad de cada angustia
se hace un pálido destello
entre musas y telarañas

Enjambre contenido
en brebajes diluido
perdido de antemano
ante inmensidad de sentimientos
descontento
momento tenebroso 
al que le salen alas oscuras
la pura verdad del diamante
estropeada entre escondidas
ortivas, disuasivas, permisivas
de egoísmo negligente
y aturdimiento por necesidad

La madrugada valiente
indolente, ausente entre todas las horas
primordial anestesia para vejámenes dementes
es causa para ignorar la verdad flagrante
y hundirse en un hoyo en la tierra
caminar por la acera del secreto
entre aloe vera y santa rita
entre cactus y nubes de purpurina
la innumerable atrocidad de una rosa
coagulada en los párpados que duermen

Patinadora, arrolladora
me desmiembra mientras me recrea
me desmonta cuando me enrostra
la inmundicia, la mezquindad
y la falta de colores
de mi caja de cartón 

La noche, caudal inmaterial
de amnesias sedosas
de imprudentes palabras carniceras
primaveras que ahora se ven lejos
imposibles, inadmisibles
rotunda traba de cadena de bici
ascensor pre diluviano
cuando habla de querer
y gravedad destructora de mimos
cuando calla y da vuelta la mirada
aunque no pueda dar vuelta el corazón
cuánto bien me hace esa mirada

Sin ella es lacónica la existencia
porque la castidad mutilada del alba
parece acurrucar más temores que certezas
en un mundo de azucena y arpillera
yo soy un carbónico de lo que quise ser
tatuado de espadas y doncellas de olvido
carreteando impávido por mis lamentos
mascando las amputaciones del sueño
hasta creer satisfacer a una entidad oscura
mientras corre mi sangre
por los dientes de otros delfines condenados

Puedo seguir este poema
mientras que no brille el sol en esta casa
porque las horas siguen restando
el tiempo que nos queda por vivir
la ambigüedad de las palabras
parece amortiguar la existencia borrosa
pero solo nos empuja, sin clemencia
hacia inevitable final
donde todos seremos lo mismo. 




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