Otra vez en la noche, Vrolok. Otra vez desvanecido rehén de la llovizna caminando entre el vacío y los charcos. A quién busca ahora tu alma de perseguidor, bajo los ríos de lágrimas y la Luna florecida. Nunca te cansas de mendigar pasto y agua para tus penas secretas que ya todo el mundo conoce, hasta cuándo, Vrolok, con esa angustia de camionero sin importar lo que valga tu sonrisa de mil dientes. No pases más por esa ventana, trascender es cambiar se calle. Hoy que la primavera acusa enrejados y manantiales, justo esta noche donde sos florecimiento, volúmen y ausencia, donde sos vos y solamente vos, Vrolok. Justo hoy se te viene a aglutinar toda esa pastelería incómoda, en tu deslumbrante soledad de caminante. Sos incapaz de dar pena, no hay en tu brillo más espada que la de todas tus sombras amontonadas como revistas en el consultorio del silencio. Cuánto tomaste. Cuántas veces pisaste el acelerador de tu ruina, cuánto dormiste sueños de nácar herrumbrado... No importa. Miráme cuando te escribo, Vrolok, no ocultes el resplandor de fuego que te come los ojos de lobo, no escatimes en la ilusión de tu voluntad de cazador hambriento, que son las cuatro de la noche y deberías madrugar. Quién te dijo que no, quién te volvió a decir que no, casi seguro fue porque las afirmaciones son el lujo de los osados y no la entorpecida herramienta de autopreservación de los cobardes. Jugá, que la vida es ahora y no hay más tiempo que el de tu poesía, pará de castigarte Vrolok, que aquella princesa no era para vos pero tampoco era para nadie, no la llores ni a ella ni a la otra nena rubia que una noche de lunes te dio la errónea impresión de ser refugio para tus alas torcidas y que el mismo jueves se fue atrás de un silbido dejandote en la lluvia, casi borracho, casi vivo, casi asustado. No llores por vos ni por ninguna de las princesas de Disney que acogotaron tus venas demasiadas madrugadas. Porque el café se olvida cuando se duerme y el vino se duerme cuando uno se olvida de uno mismo. Pará de castigarte y dormí, juntá fuerzas, Vrolok, que queda todo un día por delante y tendrías aue madrugar.
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