Aduana que a la media noche tiene lejanos ecos de voces. Los motores del hospital hacen colchón para el latido manso del cielo. Una luna llena que en la plaza Zabala quiere decir carnaval, murga y amigos que en algún punto, convierten desesperación en charlas medio profundas, cervezas en excusas para abrazos sin pudor y con un poco de desdén, festejan la casualidad de estar parados sobre la tierra. Y mientras meo contra un contenedor, escribo estas palabras de amor total por las calles de mí barrio. Barra de que se junta alrededor de una guitarra, bahía iluminada por los barcos
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