martes, abril 19, 2011

Reirse de uno mismo


No sé cómo debería empezar este post... quizas deba decir que decidí poner música para comenzar a escribirlo. La hora de la selección no fue fácil ya que debía escuchar algo que no me hiciera recordar a ella. Inmediatamente repasé en mi cabeza todas y cada una de las canciones que me hacen acordar a ella... es decir todas. Finalmente me decidí por el album Strange Days de los doors, que más bien me hace acordar a ella, pero más que nada por transitiva, ya que me hace acordar a mí... y obviamente yo mismo me hago acordar a ella.

La cosa es que hace ya, exactamente 35 minutos le escribí un sms donde decía que "te amo con locura", que "me estoy preparando para dormir sin vos" (entre otras cosas de índole más bien sentida y de claro corte "tierno" o mismo "pelotudo") luego de ya varios días de solo habitar una cama en compañía de su cuerpo hermoso y delicado. No responde.

Pero cómo, si ella me dijo hoy mismo a la tarde que me ama y me dijo ayer a la noche (acostados) que quería que durara para siempre. Escrito así, claramente salta a la luz lo pelotudo que soy. Sin embargo voy a seguir escribiendo, ya que me pareció muy cómica mi actitud espectante y los mil recursos psicoticos de mi cabeza que fueron surgiendo a medida que pasaban los minutos. Primero, obviamente una sana espera, bastante relajada en la que casi me olvido que le había escrito... este sana espera duró al rededor de unos 4 o 5 minutos a partir de los cuales comencé a sentirme mortalmente triste. Guardé un grave y sepulcral silencio como unos tres minutos mas o menos... luego tuve la brillante idea de darle fin a la zozobra que me acediaba poniendo el celular en silencio. Ahí ya comencé a reírme de mí mismo. Esta risa me ayudo a transitar otros 3 o 4 minutos (todavía sin silenciar el telefóno) tras los cuales el bicho, como era de esperar: no sonó. Entre risitas, efectivamente lo puse en silencio. Esto, como era de esperar, no tuvo el efecto deseado, ya que solo 5 o 6 segundos pasaron antes que lo tomara para ver si había respuesta. No la había. Mis ojos iban y venían mientras no podía parar de reírme y a la vez de padecer una intensa incertidumbre.

Inmediatamente me sentí muy identificado con ese personaje femenino que dan en MTV, la loca de mierda. Mientras más me daba cuenta de lo estúpida y exagerada de mi reacción, más y más ansiaba su respuesta. Habían pasado solo 18 o 20 minutos desde que le escribí y yo ya había transitado por una numerosa variedad de estados de animo. Entre carcajada y carcajada había un lapso de 2 o 3 segundos en los que mi ceño alcanzaba expresiones de tristeza, temor y ansiedad, nunca antes manifestadas. Esto, irremediablemente me hacía reír más y más, reía (obviamente) a la vez que controlaba el telefono silenciado cada aproximadamente 10 o 12 segundos. Mientras tanto que podía con claridad ver lo poderoso de su influencia, me decidí a escribir esta crónica a la cual le dediqué unos 60, 70 minutos.

Felizmente me respondió luego de fatídicos 45 minutos de agónica espera, no voy a transcribir lo que dijo porque por ahí se me enoja, sin embargo me siento mucho mejor y puedo cargar (con más entereza) la terrible pero necesaria situación de tener que dormir sin ella.

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