Abandonado a esta hora de celos
Estoy atorado en mis viejos sentimientos
Me aferro a lo que he ganado
Y ya no lo quiero perder.
Cuento los minutos, enserio
Y es pero la respuesta.
La noche me indigesta con su licor amarillo
Las sombras que pululan en tu aire
Un repentino ardor en el inicio del pecho.
No encuentro la calma que tenía yo antes
No encuentro el sosiego de saberme solo
Solo encuentro esta carta en mis manos
Y la tengo que jugar…
Estoy advertido de prontas traiciones
Pero suelo ignorar las advertencias
Y prefiero morirme ahogado en esta duda
Que preguntarte si en verdad…
Mi alma esta acostumbrada a soltar
Pero suelto a mi alma yo en esta noche
Y me quedo sin tu única respuesta
Mientras el cielo recorre cada minuto.
No hay contestación, no, no hay
Son tantas las cosas que uno hace
A veces, sin querer, no escucha
El sonido vibrante de un mensaje.
Y doy vueltas sobre el reloj vacío
Y pienso en lo poco que sé
Y lo que me han dicho
Y no sé.
Me paro de manos a desahogar esta tensión
Repito la ennegrecida miseria de mi espiritu
Ante esta duda siniestra, simiesca, podrida.
¿Qué es lo que me cuestiono?
Bueno, no sé bien que es lo que me cuestiono.
Solo mido la densidad de tu ausencia
Contra el cristal empañado de esta noche profunda.
Y doblo por sobre el negro alarido
Y vuelvo a contar la hora
Y lo que siento
Y no sé…
Las cuatro han golpeado ya y mi corazón
Lejos de apaciguarse, cabalga cada momento
Comparte la irracional necedad de este capricho
Y vuelve líquidos los pétreos humores de mi cuerpo.
La crisálida en mi pecho late por despegar de su dolencia
Y me doy cuenta de cuánto he cabalgado a tu interior
De cuánto me has dado con tus modales sencillos
Y tus vestidos floreados.
Cuánto me nutro yo de tu sonrisa abierta
Cuánto de tu alma bebo yo a cada instante
Cuánto sudor intercambiamos tiernamente
Cuánto…
No consigo reposar a causa de esto
Esta precoz pertenencia que me une a tus latidos,
No puedo mitigar el ardor en mis pulmones
Que causa la ausencia de tu aire.
Pienso yo además que en tu cabeza
Tenés que marcar pautas sinceras
Nadie quiere que vos cambies…
Pero yo no sé de donde viene
Este tormento partidor de mis ojos
Este retorno oscuro de tus aguas verdes
Este pasillo a media luz
Que es mi interior.
Y escupo el orgullo que me ensangrienta los labios
Y adivino el manojo de silencios
Y esta espina en el dedo
Y no sé…
Por ahora respiro y necesito un cigarro
Frente al espejo de mis prejuicios
Me veo asustado e indefenso
Ante la libre voluntad de tus acciones.
Pero el humo no me devolverá la calma
Esa que te llevaste contigo en la mochila
La calma que no encontraré hasta mañana
Cuando todo haya pasado
O andá a saber lo que pasa.
Quince minutos de absoluto silencio
El ventilador de la maquina silba
En trance de absorto espectador
El cielo afuera está hermoso
Y las estrellas te bañan
Nunca pude darme cuenta en qué momento
Cosí mi corazón en tu solapa,
Tanto que si toses yo me resfrío
Y si te vas me tengo que ir a la mierda.
Mira que yo sé que no puedo sembrar
La confianza de los años adquiridos
Ni cosechar tu total consideración
O eso parece.
Y la hora me resbala por el alma
Y sé que estas despierta,
Y nadie contesta
Y no sé.
Me quedé colgado en este lapso
Varado como un velero en el olvido
Triste como un mono navegante
Lejos, frente a orillas de silencio.
La neblina que empequeñece mis ojos
Parece un largo tul de tela china
La barata reaccion de mis entrañas
Y la cómica razón de mi experiencia
Tomo como un licuado
Mientras me muerdo la lengua
Y escribo.
Y las cuatro y media han dado en el templo del morbo
Y la cerveza ya anestesiará la herida
Y una vez alguien me lo dijo
Y no sé.
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