Las tres sonríeron casi con un mismo gesto hasta de pena ante mi sumisa expresión al disponerme a ver qué sucedería.
- Vine porque quiero hablar contigo, Hernán. - dijo Valeria, fresca pero algo solemnemente.
Un breve silencio.
Un breve silencio.
- Dale Olga, acompañame a devolverle la yegua al viejo.
- No! Dejen que yo la llevo - intervine tal vez mostrándome muy precipitado.
- Ah, pero vos sos bobo, nene. No te dijo la muchacha que vino a hablar contigo? - La tía.
- ... Sí... Disculpá Valeria, estoy medio estúpido de la siesta todavía.
- "De la siesta" - dijo Bea.
- Beatríz!! - dijo la tía.
- Valeria, vos me acompañás hasta lo del viejo a llevar la bicha?
- Eh... - dijo ella.- Sí, dale.
- Deeeeegh! - profirió Beatríz imitando a un idiota, a mí.
- Beatríz!! - dijo la tía.
- Olga!! - dijo Beatríz.
Valeria se rió encantada y salimos, liberé el nudo que ataba a Frontera al poste de alumbrado y ambos caminamos para el rumbo opuesto de donde está la pendiente, y la llanura, y el montecito, y el cerro Enano.
Yo iba, con mi mano derecha, guiando al animal que caminaba al mismo paso despreocupado que nosotros.
- Valeria, vos me acompañás hasta lo del viejo a llevar la bicha?
- Eh... - dijo ella.- Sí, dale.
- Deeeeegh! - profirió Beatríz imitando a un idiota, a mí.
- Beatríz!! - dijo la tía.
- Olga!! - dijo Beatríz.
Valeria se rió encantada y salimos, liberé el nudo que ataba a Frontera al poste de alumbrado y ambos caminamos para el rumbo opuesto de donde está la pendiente, y la llanura, y el montecito, y el cerro Enano.
Yo iba, con mi mano derecha, guiando al animal que caminaba al mismo paso despreocupado que nosotros.
La madrugada parecía betún enchastrando el aire serrano, un calor soportable permitía que ambos enseñasemos la piel de nuestros brazos. La suya era pálida, tensa y presumiblemente pecosa. La mía no.
Una vez que hicimos el silencio incómodo que era casi obligatorio, Valeria comenzó a hablar como si interpretase un guión bien estudiado.
- Vos trabajás en Serrana de Buenos Aires, de hecho sos uno de los dos dueños. Yo hace muy poco heredé de mis abuelos maternos, una propiedad en Retiro y algunos dólares que me van a permitir amoblarla a mi gusto y con suerte comprarme un auto, aunque en el tránsito capaz mejor sea el subterráneo.
- Ajá..
- Bueno, la cosa es que yo soy aprendiz de Beatríz.
- En serio?
- Y quiero irme a vivir allá y trabajar en Serrana. Vos cuándo volvés a Buenos Aires?
- mañana a la tarde. - dije, lamentando haber elegido la expresión "a la tarde" antes que el más uruguayo "de tarde".
- A la tarde? - dijo ella.
- Sí, de tarde, a las 20:45 embarco en el Francisco, allá en la Aduana, y a la noche, de noche ya estoy de nuevo allá.
- Genial. Vamos juntos entonces. O te molesta?
- No, en absoluto.
- No, porque si te molesta me tomo el siguiente, todo bien.
- No jorobes, Valeria. Cómo me va a molestar compartir el barco con vos.
- Bueno, me alegro, voy mucho más tranquila entonces.
- Ahora hay que ver eso de trabajar en Serrana, allá.
- Pff - dijo ella.- Eso es lo más fácil.
Una vez que hicimos el silencio incómodo que era casi obligatorio, Valeria comenzó a hablar como si interpretase un guión bien estudiado.
- Vos trabajás en Serrana de Buenos Aires, de hecho sos uno de los dos dueños. Yo hace muy poco heredé de mis abuelos maternos, una propiedad en Retiro y algunos dólares que me van a permitir amoblarla a mi gusto y con suerte comprarme un auto, aunque en el tránsito capaz mejor sea el subterráneo.
- Ajá..
- Bueno, la cosa es que yo soy aprendiz de Beatríz.
- En serio?
- Y quiero irme a vivir allá y trabajar en Serrana. Vos cuándo volvés a Buenos Aires?
- mañana a la tarde. - dije, lamentando haber elegido la expresión "a la tarde" antes que el más uruguayo "de tarde".
- A la tarde? - dijo ella.
- Sí, de tarde, a las 20:45 embarco en el Francisco, allá en la Aduana, y a la noche, de noche ya estoy de nuevo allá.
- Genial. Vamos juntos entonces. O te molesta?
- No, en absoluto.
- No, porque si te molesta me tomo el siguiente, todo bien.
- No jorobes, Valeria. Cómo me va a molestar compartir el barco con vos.
- Bueno, me alegro, voy mucho más tranquila entonces.
- Ahora hay que ver eso de trabajar en Serrana, allá.
- Pff - dijo ella.- Eso es lo más fácil.
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