- Ese par de viejos hermosos...- comenzó Valeria. - te estaba esperando desde no sé que hora, sentados allí. Tuvieron la generosidad de confiarte un animal que aman para que vos puedas empezar a amigarte con vos mismo y con tu pasado... Y vos tenes el rostro para ofenderte y trabajarte un recio, justo cuando la señora nos venía a saludar. - se afirmaba ella, y yo me iba dando cuenta que sí, que evidentemente actué de manera muy descortez e inmadura y que en realidad carecía de cualquier cosa parecida a un argumento que justificase mi falta de respeto. - Para peor estoy segura que vos te pensas que tu tía te esta boludeando, que te quieren hacer entrar para reírse de vos.
Valeria no parecía enojada ni molesta, solo me leía con la naturaildad de quien lee una revista de moda y me analizaba con acertiva puntualidad. Dejé de lado el papel de víctima y comencé a perderme en el sonido de su voz. Me dio hambre.
- Vos ya comiste, Vale.? -tiré, como un ancla justo cuando su voz se pausó por un instante.
- No, si cuando iba a garronear una de las empanadas de tu tía me arrastraste a esta aventura nefasta.
- Me imagino que habrá algo allá en casa que pueda usar para hacer de comer. Si te preparo algo rico y casero en pocos minutos, podrías pasar por alto mi conducta de recién y por ahí comenzamos de nuevo y con el pie derecho.
- Vos estás loco, ir a cocinar ahora a lo de tu tía, están todos acostados ya!!
- Ta, tenés razón, no pego una esta noche...
- Podríamos juntar las cosas y hacer algo en los fogones del parque. - Propuso, encendiendo en sus ojos un brillo de diversión casi de niña.
- Yo no tengo nada de sueño, pero tengo pila de hambre. A vos no se te hace tarde?
- No me hagás esperar hasta las 6 de la mañana tampoco. Son la 1:45... Qué decís?.
- Son la 1:45... A las 2:30 estamos comiendo.
- Estás seguro? Mira que hay que agarrar todos los ingredientes. Qué pensas cocinar?.
- Uy! Esas fueron miles de preguntas. Ya tendríamos que estar apurando el paso si queremos cumplir con la meta.
Valeria aceleró el paso de forma muy considerable. Yo la igualé. Ella intensificó más aún la velocidad. Volví a empatarla echando mano a mi máxima destreza. Echó a correr. Corrimos.
Entre risas y jadeos volvimos a la entrada de la casa familiar. La puerta no hizo ningún ruido al abrirse, pero igual nosotros fingimos gran cautela mientras cruzábamos la sala principal. Yo aún estaba agitado, me llamó la atención que la respiración de Valeria se normalizó con total rapidez.
Un rectángulo de luz amarilla recortaba la puerta rebatible de la cocina.
Al empujarla y entrar, vi a Rolo y a una muchacha que yo no conocía parados junto a la mesada, comían de forma casi bestial las empanadas que quedában en la canasta. Sus rojísimos ojos delataban que su consumo de marihuana reciente había sido colosal... Y muy reciente.
Quedaron congelados, con migas en la pera y expresión de roedores sorprendidos. La risa de Valeria fue suave pero muy contagiosa. Acabamos riéndonos los 4 lo más bajo posible y sin más motivo que el chistoso cuadro que formábamos.
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