Levaron las anclas
Y el mundo descorre su telón
Místico terciopelo
Para dejar ver la esencia
De eternidades caníbales
Presunción de tempestades
En el esmeril del horizonte
Verdad superior a la tierra
Que sublima trivialidades
Para dar un golpe de sentido
A este camino vacío de hormigas
Que marchan hacia la muerte
A lo lejos, silbando penurias
El reloj cristalizado
Ebrio de cansancios ancestrales
Repite una canción de cuna
Que adormeció infinitos
Mucho antes que nosotros
Y repetirá sortilegios
Hasta que todos los soles se apaguen.
Cielo plomizo de enero
Manantial acurrucado
En ínfimas nostalgias
Abrasivo encanto de lejanía
Curte las pieles
Y florece en perpetuidad
Cadena sin puntas
En las que corren leyendas
Horas de sales y ríos perlados
Que atraparan al tedio
En red de irresponsabilidades
Amor por la vida
Y un dejarse llevar
Que suele traer llanto
Temblor de estrellas
Atorado en cielos nevados
Y regocijo de no entender
Esta vida fulminante
Que encontrará acomodo
Tal vez
Algún día,
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