Que secaron ríos de invierno
Al calor de aleteos fugaces
Esta mañana cambié, no sé
La grieta de esta hora aplaca
A mi reventado corazón
Paloma triste de la plaza matriz
Antídoto de sueños de verano
Que corrige a la baja
las proyecciones del alma
Hilo de agua cristalina
Desembocando en bares
Donde los ojos son diamantes
Y el pulso se acelera sin medida
Fluctuamos, pobre de ti
Tan descreída de la magia
Perdiste el poder de soñar
Eternas primaveras de júbilo
Acobardada por puñaladas
Víctima de una realidad inexistente
Das vuelta la mirada
Pero hay en el fondo de tu abismo
Un candil de oro antiguo
Que duerme protegido
Por centenares de razones
Descoloridos mapas de bruma
Por donde yo deambulo
Con el corazón en la mano
Batallando con los dragones
De tu aguerrido medio campo
Tus sagueros de plata
Apostados con rifles para gorriones
De gatillo fácil, balas de plata
Con cruz en la punta
Recorren el aire fugitivo
Para atronar tristezas
En cabezas de alfileres
Y deshojar pensamientos
Y alegrías y geranios
Y jazmines y reinas de la noche
Haciendo tiempo por querer
Destruyendo acordes por venir
Incendiando paraísos futuros
Por esa corroída certeza
Que me va desmotivando
Pero no va a ser tan fácil
Voy a dejar la sangre en la arena
Y tolerar las cornadas
De Tu salvaje toro de lidia
Porque tan solo la idea
De permanecer contigo
Vale la muerte y la resurrección
De tristezas y glorias impensadas
El aplomo que distingue mi pisada
Es alquitrán indeleble
Rastro de humo dulce
En la indecisión de tu madrugada
Sé que la otra noche eras feliz
Disociada del pánico invencible
Un vértigo te tiró a mi abrazo
Y un momento duró la eternidad
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