Baja la tarde y se hunde en tu recuerdo.
La mágica tragedia del olvido
palidece ante el milagro de recordarte.
El río nunca es el mismo.
Mi libertad vive herida por pausas de angustia,
bajo círculos de azufre colgados de la luna.
Memorizo las aristas de tu ausencia.
Ave de paso reflejada en mi espejo
para siempre.
Se abren los ojos de los jasmines
para abrazar suspiros y silencios
hechos de amables mentiras.
Bailan en ronda los demonios,
cantan los cuervos azules de la noche
mientras el horizonte de perlas
atropella la serenidad del alma.