miércoles, agosto 29, 2018

Víctimas del hacha

Siempre esconder el mismo lagrimón.  El baile resiste al frío y, joder, la noche es víctima del hacha. Callejuelas de algún país perdido. Jardines de pólvora con trazas de perfume. El loquero aparcado interminablemente a un lado de la avenida, lo estoy viendo mientras que algún desalmado programador ha puesto Time After Time, para renegrir con su sonar, el helado caldo que es el aire de este 148. Las dos de la madrugada. Ya es lunes. Carmelo, ahora Reyes. Me bajo.

Paseo

Pastillas de comida para perro, sobre una tapa de alcantarilla rodeada de pasto. Recuerdo del vínculo creado a partir de humores sexuales. Otra avenida arbolada, cediendo ante la luz cobriza y el perfume de las cinco de la tarde. Los niños en sus túnicas, piensan solamente en jugar, entendiendo las partículas de luz como lo que realmente son, posibilidades. Nada parece demasiado grave cuando ves los árboles florecer, en ampulosos volados de blanco-rosado vegetal, y muchachas haciéndose moños en el pelo. Ahí te das cuenta que todo es joda, que los lugares se generan y se hacen cada vez más firmes cuando uno los habita, realizándolos; que detrás del sol, algo se ríe de nuestras más hondas perturbaciones; y que detrás de la cortina de lluvia, nos espera una inesperada revelación. Sigo sin olvidar a Laurita, las noches de su inmensa sonrisa, brillando bajo sus lentes, son mascarón de proa de mi más caro pasado. Debería decantar el ensopado de mi espíritu, para encontrar ahora, mi norte y mi centro, el rumbo pavimentado de mi estrella fugitiva. Pero ahora voy por Nuevo Centro y alguien se tatuó pájaros en la espalda. 

martes, agosto 28, 2018

Camino de las tropas

Sin duda el punto más frío se aquella noche, fue la hora 03:00, cuando habían también, extraños golpes metálicos en la mediana lejanía, y un gato me pasa cerca, acá, en cerro norte. Noche vapor que destiñe ante la imponente luna que si es mirada con atención revela los últimos graves fríos de este invierno. La murga resiste en su ardor de sosiego y calienta el motor y fernet, con Fantoni insistente en la guitarra y luna emperatriz, de nuevo, luna fósil aue está más viva que nunca, hoy. Inquisición de cielo y rebotes agrios de frío como trompada. Siguen los ruidos de anomalía,  siento el inusitado temor de estar narrando mi propio destino.  Ahora un rascar de maraca cerca de un fuego que se aleja tormenta y, sin embargo, la noche está toda estrellada. 

viernes, agosto 24, 2018

Debería ser

Las cuatro de la tarde como un dardo, se clavan en mitad del cielo, escupiendo gris y viento sobre el Prado. Se trata de ir acumulando finales, tolerando fugas y esquivando los venenos de todas las estaciones. Mi cuerpo, migas de pan. Su sombra, paredón donde el silencio forma horribles grumosidades. Se me corta. Se me escapa ante una indiferencia largamente cultivada. Dar, al final, vuelta la cara a las hermosas horas de consuelo, enterrar en museos de escarcha, la justicia amable de su rostro. La luz resbaladiza, el lecho inundado de sudor, los gruñidos y zarpazos que finalmente se han vuelto fotos en cajones sin posible apertura. Se trata de seguir caminando, evitando en plazas y canciones, una recaída de pasión improbable. 

martes, agosto 21, 2018

Sin chistar

El celeste tiene alas de tela
I should be on that bus
Y todo se bate rapidamente
Mientras la vereda parece tan quieto

Vienen más capítulos
Y la interrogación
Siempre anda en la ventana
Las chicas comen serruchos
Para espantar avispas

La hora que empieza a mermar
Y los taxis que van marcha atrás
Ese tango...

sábado, agosto 18, 2018

Oficina de reencarnación

(es solo un box) 
(la empleada de reencarnación es una mujer rellena y ha pasado hace poco los 60 años de edad)
(silla vacía, escritorio blanco sucio, con sólo una vieja laptop arriba)


Empleada - 39!!



Pasa el 39 con el número en la mano y toma asiento, tembloroso.



39 - Qué tal? Qué tal?, permiso.


E - Uy.... Otra vez usted? 

39 - Sí, la verdad, no... Me hubiese gustado vivir un poco más.

E - Y ahora, qué le pasa?

39 - bueno... Andaría precisando reencarnar, usted sabe? Siendo acá la oficina, digo... Creo qué.

E (interrumpe com enfado) - Usted no cree nada, 39, acá la que cree o no cree soy yo. Y creo que usted ya son varias las veces que viene acá a romperme los quinotos. Que se piensa, qué yo estoy para servirle a usted?

39 - No!! De ninguna manera, señora, me refiería a que..

E - Sí, 39, ya sé a lo que se refiere, a lo que se refiere todo el mundo cuando viene acá, usted quiere reencarnar, a qué va a venir a la oficina de reencarnación, a aprender a manejar?

39 - Justamente, rencarnar. Rencarnar, si...

E - ah! Muy bien entonces. (se pone los lentes y asiste al laptop) Permítame el documento.

39 (desenrolla un papel y lo entrega)
E (examina el papel y con muy poca pericia, ttascribe algunos datos al ordenador) - No. No, no. No me figura aquí su información, sabe? 

39 - Cómo?

E - y no sé 39, no me figura, no hay manera. A ver... (pasa los datos, otra vez, lentísimo) No, nada. No le digo. Va a tener que esperar en limbo hasta que se libere algo. 

39 - eh!?!? Cómo el limbo, tiene que haber un error, no puede ser...
E - Ningún error, señor. Acá no me figura información, tiene que esperar en limbo, lo siento.

39 - En serio? No hay nada que se pueda hacer? Fíjese ahí un poco, por favor le pido... Antes de esta vida tuve que esperar casi 45 años en el limbo... No quisiera volver ahí por nada del mundo.

E - 45 años!?!? Ay!! 39... Cuánto. No sabía nada, le pido perdón (se endereza). A ver vamos a revisar acá los archivos.. 

39 - ah, yo le agradezco, no sabe las que pasé. 45 años... Y no hay nada en el Limbo, eso lo sabe. Fue horrible.

E - bueno, acá está su registro...un alma muy vieja usted, lo sabía?

39 - sí, sí. 3867 años en total. 

E - no le puedo creer! Yo 3866, qué justo! le cuento que apareció en la tierra en el año 1846 A.c. encarnando el cuerpo de un zorro de los Alpes Italianos. Después bajó a ciempiés... Vivió poco ahí tambien, 14 minutos. Después bla bla bla bla, ballena azul, mire usted, qué prestigio, mono de la india, ah.. Mire!!! le tocó humano, en La corte del Rey David, 28 años... Después organismo unicelular: 3, 6, 9, 12, 15 veces seguidas!!! Acá sí, despues saltó a gaviota en Gibraltar, arbusto de bayas en Yucatán, Lobo Marino en el cabo Polonio, León del África, hormiga bala, hormiga roja, hormiga negra, todo seguido, qué loco, no?
39 - loquísimo.
E - pero no, no tengo nada nuevo, así que tiene que esperar en limbo. 40!!

39 - Espere, por favor


E - 40!!!

39 desaparece y a los fondos aparece un caballo marrón,

E - Pase, tome asiento.




Me vas a decir a mi?

En la marea vaquero
Cuelga cielo gris
Amagando amanecer
Cuando Plaza de la Bandera
Es casi un paredón
Y los gurises cacarean
Yéndose...

Al chasquear la yesca
El chisperío abominable
Es vidriera turca
En su carácter infinito
A mi me vas a hablar de rock?
Yo, que soy todo aspereza
Y olvido bajón de trenza
En cajón lleno de billetes
Que cuando a penas dije Aló
Y el calor se volvió invierno
Desaparecieron dejando
Melaza depresiva
Y turbia inquietud marroquí.

Bien cerquita de la aduana
Lavado de angustia
En callejón estrella
Anduve repitiendo como un loro
"Panel yugular y estropajos varios"
Hallando en esto un total sentido
Una certeza de olor
Que responde a pudor encendido
Y a falta total de gratitud.

Me viene como una arritmia
Cuando a cabecear se mandan
Los amigos de la murga
Y la enfremedad aconseja
Generala y "el auto de Horacio"
Quién sabe hasta dónde.

Mi viaje casi siempre empata
En parada de bus sin WiFi
Y horribles trazos de un recuerdo
Que imagino abollando 
el fluido inteligente-cristal-entre quarks
De rasas máquinas proyectoras

No busco corregir la acción
Ni encontrar en las ruletas
Las viejas configuraciones del sueño
Me conforma acaso llegar
Y estirar los pies suspirando
En la astringente
Soledad del castillo
En arcaica actitud reposante.

Entonces cumplimos.

Será rodar, caer, retener
Hasta la feria del domingo
Cuando un dolor de cabeza
Dirá realidad a todas voces
Y los dientes ladrillos
Van a volver a ser urgencia
-Reloj seminal llegando a cero-

Contra quién lucho
Cuando evito decir "Victoria"
A quién pretendía engañar
Cuando esta tarde en la Ciudadela
Convencido dije "no la quiero"

Por qué el espejismo
Me dio 100 pesos
Por qué la muerte
Siempre anda en la vuelta

Por qué Boulevard Artigas
Tiene esta cara de almendro

Esta desquiciada voluntad
De birra derramada
Y esa cantidad de silencio
Como polvo de arsénico
Cantando en el aire

Quién me puede hablar de antro?
Quién me va a venir a decir tristeza?
Cuando las calles solo se repiten
Y yo no me dejo abrazar

Por nadie.



miércoles, agosto 15, 2018

Infinitivos

Probar la vida. Buscar en las hendiduras del aire lo que el sueño se niega a revelar. Acariciar una cabellera confundida, dejar ir a los fantasmas desabrigados por el boulevard de los misterios y asaltar la ruleta para hacerse de las herramientas que le escapan al azar. Voy disparando entierros, lanzando cuchilladas al vacío sin nombre. Escucho el informativo, escribo murga, patino en lodazales de alucinación, saludando a los muertos y los desaparecidos de otras estaciones. Ahora resta solo caminar. Aprender. Reaccionar. 

lunes, agosto 13, 2018

Sangre borrada


 Despertó algo confundido. Al sentarse en la cama, se pasó, como es costumbre en el recién despertado, las palmas de la mano por el rostro. No llovía, como ahora. Al ir al baño asistió a la realidad: el perro se las había ingeniado para colarse en algún descuido, y mientras él dormía, mandarse escaleras arriba, donde también está su cuarto. Al parecer su único propósito fue entrar en el baño, dar una vuelta, y retirarse escaleras abajo. Todo esto resultaba evidente a la luz de las perrunas huellas de barro, casi negras, hiriendo la blanquísima cerámica del piso del baño. Le gusta mantenerla muy limpia. De inmediato las borró con el trapo de piso y la promesa de, más tarde, fregarlo con agua, jabón y la escoba. Procedió con el lavado dental y al tomar el cepillo, registró varios trazos y salpicaduras de sangre seca en las palmas de sus manos. Levanta la vista hasta el espejo, para buscar el origen del rojo. Su rostro también está manchado. Aquí y allá como en espantosos trazos, goteado y barrido. Su corazón comienza de inmediato a latir con fuerza y velocidad. Saltando hacia atrás, atina a  buscar en su memoria, algo que justifique esta escena inesperada y desagradable. Siente náuseas al no encontrar más que el hecho ceremonial de acostarse la noche anterior, sumido en la más miserable de las rutinas y desvelarse con vídeos de YouTube hasta las 2 o 3 de la noche. Después, apagar la estufa, revolverse en las sábanas púrpura de su soledad y quedarse dormido un viernes a la noche, habiendo preferido no asistir a la fiesta de cumpleaños de un compañero, con excusa del frío terrible que desafiaba a Montevideo. 

 Las piezas del horroroso puzzle no terminan de caer en su lugar. Lo asalta un temor terrible y corre, instintinvamente, escaleras abajo para ver a los perros. Ambos están ahí, en su corralcito. Al verlo ladran, le ladran como desconociéndolo. Vuelve a subir. Entra al cuarto buscando algo que no encuentra. Vuelve al baño y se mira otra vez al espejo. La sangre sigue, cada vez más seca, manchando su habitual paz mental. El era inocente, o al menos hubiese jurado serlo. Arranca el teléfono de su cargador y sentándose, sudoroso, busca en las conversaciones recientes, algo que pueda resultar revelador. No encuentra nada. Sólo los mensajes de sus amigos, enviados de forma esporádica a través de lo que cualquiera diría, fue una noche fantástica. A todo esto, mientras imaginaba al animado grupo divirtiéndose por la noche, un sentimiento apenas de arrepentimiento le asalta por haberse perdido el festejo. El cielo cáustico se sigue mandando por la ventana de madera y la sangre sigue ahí sin respuestas. No podía permitirse pensar en sus amigos ahora. La ansiedad lo asalta, se para, se frota la cabeza, da vueltas en círculos por el cuarto ensayando una explicación. Nada. Sigue caminando en círculos y ve asomar un objeto extraño desde abajo de la cama. Se agacha. Es un gran cuchillo de cortar pescado envuelto en media hoja de papel de periódico, notablemente manchada con algunos coágulos. La suelta, y la  cae con un sonido pesado y agudo, al tiempo que el aire lo abandona en una súbita y dolorosa contracción de los músculos. Está aterrado, muerto del miedo y no obstante calmo y seguro de no haber cometido ningún crimen. Es imposible, se repite, pero es real. 

 Durante ese domingo no puso un pié fuera de su casa. Tampoco el lunes, llamó a su trabajo avisando que su presión arterial había subido demasiado y que no se sentía bien. Era verdad. Vino el médico a certificarlo a las 4 y veinte de la tarde. Llamó y envió docenas de mensajes con disimulada curiosidad a sus contactos más cercanos. Todo el mundo acusaba la trágica monotonía con la que la vida suele transcurrir. En la madrugada juntó valor y echando el cuchillo con su repugnante envoltorio dentro de la bolsa de la basura y momentos antes que el camión recolector, botó todo el paquete dentro del contenedor y se cercioró que, como siempre, a las 2.30 a.m. pasó el camión y se llevó la única prueba de un hecho de sangre que nadie reclamó. Al volver, se dio una ducha muy caliente y se acostó. Se sintió mejor y al amanecer se hizo un sandwich de jamón y queso y un café muy negro. No había dormido casi nada y le costó hacerlo en los días subsiguientes. El jueves volvió al trabajo, y la culpa, todavía empapada de incertidumbre, había comenzado a lavarse. Desde entonces, el peso de la rutina fue haciendo cada vez más lejano y difuso el mal recuerdo de la sangre y del cuchillo. Pocos años después, el ya no podía discernir si los contados acontecimientos tuvieron lugar en la realidad o si tan solo fueron parte de una vívida pesadilla de invierno. 

sábado, agosto 11, 2018

Efeméride de aquel reencuentro

A la tarde apareció su burbuja
Decía algo de un dolor en su pecho
Yo duro, ella con el hermano
Llegué y agosto era una flor

Su silueta se recortó en la ventana
Y la abrió para tirar la llave
Que era la que abría mi felicidad
Subí y ella me leyó
Y me contó que fue felíz
Y yo temblaba
Y la quería
Y la noche se pasó volando
Entre cigarros Nevada
Baile en el Chulo
La callecita aquella
Y la hamburguesa en Mariana.

Yo la quería


viernes, agosto 10, 2018

Raconto

Mi sueño helado contra una pared
Una motito plástica que tuve de chico
El hoyo por donde se van mis tardes
La verdad de mil caretas reventadas
Mi alma despellejada por duelos 
Superpuestos

La soledad de este blog sin sus pasos
El veneno gris de la mañana del invierno
Mi caravana de lágrimas sin forma

Una cama siempre vacía
Una camisa que no uso hace meses
El frío
Mi barba
Los pies de siempre caminar
Y esta poesía
Casi inútil

miércoles, agosto 08, 2018

Ventanas y veredas

Ahora que es la lluvia
Y agosto casi declina
Beberé un té con mis lágrimas
Porque vi una fotografía
Y en ella, una sonrisa
Como un jazmín 
Me decía adiós desde el olvido

Ahora que es temporal
Los autos atropellan
El vago gemido del viento
Demorado en adoquines.
La letanía que entona el agua
 besa ventanas y veredas.

Para que no se extravíe
Quedaron marcas
Surcos hechos con las uñas
Que hoy la baraja no acusó

Y solo el perfume gris de esta noche
Sabrá cuánto quisiera yo decirle
Ahora que otra vez es lluvia.


martes, agosto 07, 2018

Y así...

Tarde con puertas derretidas
Con tijeras que se cuelan
Y últimas postales del barro

Tarde con girasol cabizbajo
Dormida en baches
Acelerada por sueños.

Se va marchitando el color rosa
En una grieta de oscuro
Con algo como olor a bosque.

Reinarán las setas
Descifrando murallas enemigas
Y arreciará la sombra
En el feudo de la noche.

Entonces alguien dirá amor
Alguien dirá amor de nuevo
Y un yuyo morirá en la vereda
Y del cielo caerá otra flor
...

jueves, agosto 02, 2018

Postal de un Cerrito que me imagino

Las barbas de los muertos
Arropan a un niño desnudo
Que se duerme entre sollozos
En el Cerrito de la Victoria

Naufrago en el colapso de mis sábanas
Con calaveras y jazmines
Clavados como alfileres
Mientras mido con un silencio
Las horas que pasaron
Desde la última vez que reí.

El puerto se convulsiona en la helada
Y un auto igual a un zarpazo
Penetra sin gloria en la lejanía
Mientras busco la forma de nombrarla
Sin que mi sangre se apresure
Por volverse estalactitas
En esta cueva de ausencias

La voz cascada que luchó por abandonar
De carcajadas roncas y flores de vino
Es en la noche casi una gasa de vapor
Acariciando los bordes de la misma nada

Pronto volveré a escribir.

miércoles, agosto 01, 2018

Cantitos de murga

Hago mis propios muebles
Con alas de mosca
Y lágrimas como pedregullo

El cielo catástrofe
Agujereado por la luna
Se tiñe con mis dedos
Negros de olvido

Allá en el verano
Todo era la noche
Y el sudor
Perlaba las manos

Había un carnaval
Una correspondencia
Igual que una sonrisa
Escalaba relojes decapitados

Sube la marea del silencio
Los jardines y ventanas
Se inundan con mi arrogancia

Las flores hundidas en miradas
Se preparan para un cine
Sin público presente