Y sí, patino, patino por la cornisa resbalosa de tu recuerdo de hembra. Un juguete que ha sido usado tan pocas veces, un recuerdo que espera ser traído a tierra por mis manos, por mi relampagueante rumor de cazador sin tregua, sin relojes. Nena, tomaste el vino de mis sueños sin que yo te pudiera detener, no, no hubo caso, te metiste de lleno en el rumor de mis tardes solitarias, en la calle de mis poemas sin historia, sin casas y sin más humor que el que se precisa para estar vivo a duras penas como yo en este momento... Ahora andaras por el norte, hablando de cosas que desconosco, de cosas que ingoraré por siempre. Yo toco rock, acá, de madrugada y sin pensarlo escribo letras que hablan de vos y de mi, en esta noche eterna en la que se pueden beber licores sin pensar en "what if" en "Else" en el o en ella. Todo se recorta de simismo en una armonía de sabado con gulas inacabables, pero no, yo sigo re colgado de tus tetas, pensando en más "what if" pero veo que no, que al final no estas, que seguís en un norte lleno de cosas que no te puedo dar. En un Salto del que no guardo más recuerdos que aquella mañana llena de lluvia y de latas de naranjita, en fin. Daré el brazo a torcer, sí, lo daré el día en que tus piernas se abran como puertas para que pase el niño peregrino que late adentro mío. (¡juajuajua!), sabes que sí, fría adoradora del etér, caliente emperadora del fuego, lo sabes.
