viernes, noviembre 09, 2007

el dia que lo supe


Todas las canciones me duelen y no es extraño que quiera compartir mi enfermo ardor con la culpable de mi inmensa demencia, con la que fue mi compañera cósmica en la inmensidad sin palabras de la noche de invierno y en la soleada fatalidad del calor del verano, todo lo que una vez temí como a la muerte misma se cruza ahora en mi camino como diría el indio “un gato me cruzo negro y puntual y no lo pude evitar” pero tengo la tranquilidad de afrontarlo con algo de dignidad e integridad, aunque me caiga a pedazos, lo sabes, aunque sueñe todas las noches con ese otro roce de tus pensamientos, con esa otra felicidad que hallaste en donde yo mismo lo imaginaba, donde yo mismo creí que pasaría, con las mismas e inequívocas señales, cuando abrí aquel cajón y vi aquella bolsa movida, abierta, enseñando el olvidado contenido, aquellas prendas que bastaban con combinarse con la perfección de tu cuerpo para hacerme estallar de felicidad y locura, ahora estaba movida, abierta y con olor a azufre, como si lucifer en persona estuviera poniendo aquello en mi camino, para que viera, para que entendiera que ya no eras la misma y que Nunca lo volverás a ser.

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