miércoles, diciembre 31, 2008

El recuento - por el Sr. N


Será que desde hace un tiempo las luces de mi cuarto están apagadas y las ventanas solo parecen cuadros decorativos de una irrealidad que ya no distingue lo cierto de lo incierto?

He entrado a diario, a ver si aparecías por algún lado. Solo falta algo más que una noche para poder compartir otra vez un poco de ... todo eso que supongo que te estará viniendo a la cabeza (bueno al menos a mi si). Te confieso que hubiera dado todo por repetir eso, pero me siento preso en un lugar donde te aseguro que vos no quisieras estar y matarías por estar ahí, sin saber a donde ir, fumándote el último tabaco que te queda y viendo pasar los aviones por tu ventana con la esperanza de que algún día vayas a volar.

Prefería eso, es más, preferiría terminar, y comenzar el año con ese sentimiento de que uno se mata por la costumbre nomás, pero bien sabe lo que significa cuando ya no está ahí. Creo que lo mejor, a falta de eso, sería estar solo, pero no encarcelado.

Sabes que? acá sí falto el vino, y el agua, y más que eso. Parece mentira, en un lugar donde todo es posible.

Hoy sueño con el barro, con la mugre auténtica y las miradas sin rumbo. Con sus deseos frustrantes, pero auténticos. También sueño con la falta de cuerdas, con la mitad de un pucho roto y cientos de medias canciones sin terminar. Y las idas y las venidas de siempre, las llegadas tarde, el frío húmedo y la tierra que se va formando en las calles que no tienen fin, que no terminan en nada, que se mueren por el hecho de solo estar ahí. En ellas no me pierdo ni me dan ataques.

Aquellos trenes de carga, los vagones rotos, las ventanas apedreadas por la gente a la que ya no le da el rostro para mirarse a través de esos cristales sucios, e historias que pesan como la mugre. Esa nostalgia tal vez ajena, de algo que nunca conociste, y claro, la ves en otro lado mejor de lo que creías, pero, igual lo dejarías por un vaso sin lavar, esa media luz blanca de las calles suburbanas a la noche y los perros hambrientos que lloran al ver la luna allá escondiéndose entre los nubarrones. Los agrietados rostros de piedra de los veteranos que andan por inercia camino hacia la bajada, viendo como doblan la esquina los taxis vacíos y el silencio fatal de otra medianoche donde miles de sueños mueren asesinados otra vez por la ciudad. Pero vuelven a nacer otra vez.

Y quedan restos de los asientos de la rambla, alguna estación abierta y un rejunte de monedas en el camino. Esa sensación de ver que todo es tan lejos, pero que hacia algún lado alguien pretende ir. Esa persecución interminable de tu vida misma que te mantiene vivo, ese hambre de llegar y componer en medio de todo ese desorden que tenés alrededor, sabiendo que mañana llegarás tarde otra vez pero que no te importa. Esa mirada cómplice con tu último tabaco, sabiendo que ambos se consumen mutuamente en la pequeña e incierta soledad de tus rincones. Ahí alrededor, descansan, sin que te percates de su aguada presencia, vestigios de viejos (y no tan viejos) recuerdos de vidas, de viernes y sábados y domingos, y lunes, en otros cuartos, golpeándote contra otras puertas, y cuerdas.

Y ese aire que no te acondiciona demasiado la situación, ese caminar rápido ansioso hacia el bar, un café sin azúcar sigiloso en medio de la resaca de un miércoles, ahí, en medio de la semana y de tu desorden mental donde todos tus proyectos se te escapan de la cabeza pero los dejas ir por disfrutar ese momento, sabiendo que mañana vienen otra vez y que no es necesario llegar a no sentir más el frío, el timbre insoportable de tu apartamento o llegar al punto de revolver una taza de café.

Tal vez hasta un cuatro de julio pensando en buscar agujas, decirle a la poca humanidad que queda que ya nadie vuela, en tan solo un par de horitas. Consolándonos con grandes dosis de cafeína buscando que el cuento tenga una realidad, que el parpadear no sea solo un hecho involuntario de buscar el sueño, sino que también los hagas venir esta noche con algo más que la intención. Meterle un dedo profundo y sostenido a toda la demora en ver a luz a aquellas cosas que seguramente volverán a aparecer al volver, o espero que antes.

Hasta te de el tiempo para irte caminando por el centro y corras a comprar el vino más costoso de la tienda para esa última noche por un tiempo, recorriendo algo más que viejas calles sureñas donde hacía tiempo que no andábamos. Procesando por dentro algo tal vez inevitable. Pero todo tiene además de su precio, su premio. Espero que sea cierto. Espero verlo nacer otra vez.

Y allá lejos, mientras vas caminando desolado hacia la soledad de ese barrio norte sintiendo la pesadez de tus zapatos, volvés a imaginar aquel encuentro y partida a través de ese banco de niebla que va transformando el paisaje en una especie de ruina china, en esa canción interminable que te va a perseguir hasta cuando escondas tu pesada cabeza debajo de la almohada.

Ya no se cuantos anothology deberían haber con todo esto, un álbum entero con versiones muy raras. Te dije, te veo aquí, pero la niebla llego hasta los más remotos lugares de Manhattan y alrededores, y al final me dejó sentado sin saber que hacer. Viendo como la gente tropieza por la ventana y evitando salir para evitar un próximo estado de alerta que me conduzca al colapso total.

Ese incierto día espero ser recibido nuevamente con la promesa de devolver a su dueño el festejo debido del año próximo. Así que andá preparándote para conseguir eso que tanto va a hacer falta. Esa sustancia símbolo de una promesa que prefiero decir que no incumplida aún, solo demorada un poco. Ese arañar eterno al futuro prometido que se deja rozar y se aleja una y otra vez. Esa melodía difusa que busca salir por estos barrotes que se han formado con el tiempo y me han dejado aquí, y que te podrá decir un poco mejor las cosas.

Para NandoXXI

martes, diciembre 30, 2008

Pronto pa' guardar

Esta es la última hora, probablemente la última poesía que tenga para mí éste año de la rata que tan a favor me ha jugado, no puedo mentir. Las flechas del amanecer caen ahora a mi alrededor y fumo tabaco mientras tecleo insomne buscando la inmensidad en el escritorio de mi cuarto. ¿Alguna vez te pasó? Ver el camino, recordar sus recodos y sus fríos de cagarse... Doblar en una esquina de la memoria y de imprevisto encontrar viejos tesoros ahora apolillados por las palabras cercenadas y las madrugadas vacías. Las catedrales permanecen hundidas todavía en las más profundas piedras y el horizonte por suerte sigue siendo inalcanzable, pero a la vez doy gracias por siempre estarle atrás, espiando con inocente curiosidad sus infiernos latentes e imaginando los más calmos y relajantes segmentos de sus inacabables paraísos. El vino y el agua no han faltado, tampoco las lagrimas ni las carcajadas, por otro año así aquí brindamos y solo esperamos poder acceder a la continua promesa del progreso sostenido y la felicidad sustentable.

Dedicado especialmente al Sr. N

domingo, diciembre 28, 2008

Cronicas desiertas :: pst # 1 - Aparición

Siendo tan solo un niño, Xavier ya odiaba llamarse así, era como una burla hacia su sobria inflexibilidad de solitaria alma en infinita búsqueda. Hubiera preferido llamarse de cualquier otro modo, Nacho, Juan, Tremendo o Rogelio, pero no, se llamaba Xavier y ni que hablar cuando empezaron a salir las películas de los X-men, cuando su nombre adquirió definitivamente un tono burlón en los pueriles recreos pacatos de aquellos compañeros del liceo. Ahora ya tenía más de 18, era alguien sin límite y trabajaba tan duramente como cualquier agente secreto. Esa noche se sentía algo dolorido y sin motivo aparente apagó el teléfono antes de echarse sin camisa sobre su cama del amanecer. El cuarto fue un silencio para sus ecos de balas, un apagón en su abismo de neón y colores flúo en permanente candombe. Casi se duerme en un momento, pero despierta sobresaltado y con otro poco de dolor en las cervicales gira su cabeza en torno a la habitación donde la transpiración había formado gruesas islas en el aire viciado de aquella hora en que la paz era un concepto bien abstracto y lejano, pero que por lo menos era, era algo, no como la noche anterior, en la que simplemente la palabra paz, de haber querido formularse, no hubiese podido existir. Bajo ningún concepto.
El sol a aquella hora era una presencia hostil y desalmada. Además Xavier no había tenido más opción que tomar una dosis y media de efedrina para seguir adelante cuando ya no había energía en su cuerpo entrenado. Pensar que iba a llegar a comer a casa, pensaba él en medio de la balacera, todavía le costaba asimilar la vida de locos en la que se había metido sin siquiera saber a ciencia cierta que tal cosa existía fuera de las películas de Al Capone o aquella Scarface, que tanta y tanta cosa le dejó prendada para siempre en el cerebro. Odiaba tener que presentarse bajo su nombre real, pero a la vez su frialdad era tal que mataba sin siquiera presentarse, era una larga afilada aguja en la sombra de la ciudad escondida, era una manada de peligro en la novedad de la noche antigua, un sniper de sangre de fuego que intentaba obtener más dinero, pero que se había dado cuenta que ya no tenía escapatoria en los intrincados negocios letales de la ciudad escondida, de la ciudad presa de la ceguera de la gente, no había sangre más fría y despiadada que la suya, era un autentico mercenario entre los mendigos de las dos de la mañana. Pero odiaba llamarse Xavier y esa noche al sentirse dolorido, apagar el celular y quedarse dormido se despertó sobresaltado y lleno de sudor, cubierto de una suerte de liquido brillante y viscoso, frío como los cuerpos que todavía no encontraron, salado como el mar que acaricia cuando sueña para olvidarse al momento de despertar y salir como una ficha de damas hacia una nueva conquista en la noche de la ciudad escondida.
Sabía que mañana le esperaba aún más y que por más diciembre que fuera, él debería seguir con vida al menos durante las veinticuatro horas que le seguían. Si me muero no puedo cumplir con el trabajo y si no cumplo no me pagan, así que no muero, me pagan y sigo en el negocio, decía para si Xavier cuando se levantó del humedecido lecho esperando encontrar su imagen de nuevo en el espejo enrarecido del baño del medio día. Era hora de volver a prender el teléfono, esa maldita cucaracha electrónica, que le traía día a día el pan de su duro destino a la boca helada y asesina de sus infinitas ambiciones de poder.

)sigue(

sábado, diciembre 27, 2008

Formas de un pensamiento

Parece haber un vestigio de aquel dios del verano esparcido sobre el cielo de gazas grises que vendan mi mirada. Parecen haber pedazos de aquellos abrazos infinitos flotando en la boca salada, sedienta, reseca. No. El silencio de los pasos se fue corriendo de lugar mientras sonaban todos los teléfonos del corazón y nosotros, mientras nos amábamos, nos negábamos a atender. Por supuesto no demoró demasiado en caer el aguacero ácido que acabó con la vida de nuestras más íntimas esperanzas. Cada vez pasa más rápido, el parlamento del reloj ya resulta casi indefendible, solo queda acostarse boca arriba y con mucho cuidado intentar oír y reconstruir las palabras perdidas de la buena nueva que hace rato esta buscando insinuarse sobre los paños doloridos del alba. Mi mente sufre la devastación de la ausencia, las palabras se aferran de mis manos negándose a formar el divino mosaico de mi destino, pero lo haré, por supuesto que lo haré, aunque la noche sangre pedradas de azufre, aunque las estrellas vuelen en siete mil pedazos, voltearé una a una las fichas desconocidas de éste sino salvaje para poner los puntos y las comas en la novela sin palabras de mi destino de hechicero.

martes, diciembre 23, 2008

Botija de mi país :: Eduardo Mateo y Ruben Rada

Botija de mi país,
espero crezcas feliz
vistiendo de amor a tus hermanos.
Botija reí reí
que el tiempo que vos vivis
mañana será un lindo pasado.

Botija de mi país
si un día te recibís
déjate embriagar por los tambores,
solo déjate llevar
y nunca lo olvidarás
tu vida será siempre un candombe.

Botija de mi país
si libre quieres vivir
no dejes de hablar con tus hermanos
Si te quieren reprimir
júntate con cinco mil
y juntos repiqueteen las manos
Eeaaa!

Botija de mi país
si libre quieres vivir
no dejes de hablar con tus hermanos
si te quieren reprimir,
juntate con cinco mil
y juntos repiqueteen las manos.

lunes, diciembre 22, 2008

Un paso antes del final que nada tarda en comenzar de nuevo

En el teatro de las percepciones juego mi rol desechable, jugamos nuestras cartas trucadas de una felicidad prometida. Miro contra las rocas y veo infinitas pintadas, veo el cielo y hay cien aviones, miro la luz , el brillo del polvo a contraluz y pienso en momentos que ahora parecen lejanos. Ya la sangre pesa dentro de las venas, el rumor del año transcurrido cruje sobre las brasas de todas esas cosas que se están consumiendo sin remedio a la vera de nuestras limitaciones e impedimentos. Llega un momento en que los relojes ya hablaron demasiado y nuestros semblantes, presas del primer calor, resuman cansancio y fatiga. Pero los ojos dan vueltas en circulo, donde estaban los besos hubieron vacíos insondables, donde estaba el silencio risas estallaron de un júbilo indefinido, las dos perlas magicas que trazan su órbita perfecta en nuestro interior , tiemblan por el sueño ceniciento y por el velo de cenizas que han dejado largos meses de penurias o sonrisas cómplices y caras inexpresivas. Vuelve a rotar, numeraje impúdico, vuelve a delinear nuestros livianos nombres en la brisa ciclica y sin forma de tus minutos de calor y de frío. Empuño mi lanza y la levanto en alto, por dentro intento recobrar el aliento y perderme en los afluentes que se apuntan allá lejos. Los rostros, todos, como el mío, están ahora cansados y atosigados por el azote miserable del transcurrir infinito; las bocas, despojadas al fin de su redundante firmeza, comienzan a proferir griteríos y frases sin sentido. Diciembre se nos cae de las manos como una botella de vidrio en una tarde floja y disminuida que con gusto hubiesemos dejado pasar de largo de no ser por el despertador estruendo del vidrio, que estallando el mil pedazos nos recuerda que éste año ya es parte del batallón despiadado y carnicero de la memoria, que lo que no alcanzamos hasta ahora se hará esperar aun un poco más, como todas las cosas más deliciosas de la vida ésta, que amamos con una pasión irreductible, con un ardor ametrallado de sueños, con una dubitación plagada de poesías sin nombre y sin destino. Bogaremos ahora por los canales hogareños de las celebraciones paganas, reíremos junto al calor ahumado de la carne a la parrilla, bromeando e intentando no llorar bajo los impredecibles efectos del vino y de la juerga. Esperamos ahora nuevos cargamentos de potencia, que deberemos encontrar nosotros mismos durante la desangración de cada ocaso y detras de cada tarjeta navideña. A nosotros nos espera el este, abierto y amable como el pecho de un angel de la tierra, que siembra a su vez, un deseo insaciable de descanzos y meditaciones y silencios y ruidos y banderas de trapos descoloridos y de estrellas como un caldo y de arena blanca y de mar verde y de roca antigua. Hacia allá vamos, con el revolver cargado de búsqueda de progreso sostenible y felicidad sustentable en el tiempo y el espacio. Hacia el horizonte de nuevo, vamos entonces, aprendiendo a soportar el embate destructivo y demoledor del tiempo e intentando viajar por él, en él (pero nunca con él), por el tiempo, la gloria y por el olvido definitivo de la muerte. Estaremos de pié, buscandole la vuleta al mundo e intentando destapar por siempre los sueños indomables del corazón.


viernes, diciembre 19, 2008

Prologo de Valizas :: Entrada 400

Entreverado con la gala de tu inminente llegada alucino perdiéndome de rodillas en una suplica infinita. Los recuerdos de las luces del alba acariciando tus dunas inmensas, el techo de los ranchos, con su sonrisa benévola y su preocupada visión de un futuro invierno, todas las gotas de tu agua, todas las conchas de tu insondable profundidad de monte y de lobos marinos. Viajo por los senderos de tu recuerdo de luna a las cuatro de la mañana, huelo la brisa incendiada del Atlántico que entre dientes contiene la ira de su imponente y desafiante inmensidad. Lleno mi mochila con pétalos de flores, aguanto la hambruna del amanecer en mis huesos, preso de tu imagen en mi mente, preso de tus alas de ángel, amarrado gimoteo en silencio mientras miro el almanaque, que no tarda demasiado en responder con su gruñona y despiadada mirada de perro silencioso. Yo voy por más, los que pueden ir, pobre de ellos, el anden de la estación donde guardo el buzón en el que recibo las criticas del publico ya casi ha cerrado, en pocos meses volveré al ruedo del vicio en la ciudad, a la fascinante prisión del trabajo y a la apocalíptica visión de la mortalidad. Pero ahora quiero poder estar vivo para siempre, parado en tus costas cristalinas, mojándome la nuca con el ardor de tu playa desierta, con el caldo grumoso de estrellas que parecen acercarse hasta uno y decir.... que suerte que viniste.


miércoles, diciembre 17, 2008

Amigo Vuelve a Casa Pronto :: Sui Generis



Vieja es la historia que te cuento.
Amigo desde siempre fui igual
el poderoso tiempo que nos toca
nos va arrastrando el tiempo que nos da.

Siempre lo viejo es desechado,
amigo lo que no sirve no va
y quedan algunas pocas cosas nuestras
para salir a flote nada más

Tus palabras ya son muy lejanas
y tu voz de paridad se va,
amigo mío, vuelve a casa pronto
cuentame todo, cambiame todo,
necesito hoy tu resurrección.

Bueno es que hoy estemos juntos
hablando de las cosas por llegar.
Sabemos que pronto va a llover fuerte
mejor estemos juntos esta vez.

Tus palabras ya son muy lejanas
y tu voz de paridad se va,
amigo mío, vuelve a casa pronto
cuentame todo, cambiame todo,
necesito hoy tu resurrección,
tu liberación
tu revolución.

martes, diciembre 16, 2008

El paseo de los perros

Salen, con su ansia contenida de mil noches a la sombra de un silencio violador, salen a recorrer con su inocente pero inclemente curiosidad de animales salvajes. Vuelven por la sombra de los eucaliptos de Lezica, recorriendo los días y las tardes perdidas de un tiempo que engordó a bulones su propia sensación mística y peligrosa. Los perros miran el ocaso de la luna sobre una loma nocturna y sobre el costillar perfumado de puentes cagados a pedradas, viejos puentes perfectos que resultaron abatidos por los cien fuegos de la hambruna del espíritu y por un ansia insaciable de placer y descontrol. Sus ladridos herméticos intentan resonar todavía sobre las ruinas florecidas de aquel palacio donde no había más lluvia que la de unas vanidosas lagrimas de placer. Estrella fugaz, por el cielo nevado de la negación del devenir, los perros corren en hordas innumerables tras el hueso a medio roer de todas las cosas que no entendemos. Van, a razón de sangre, por los últimos desfiladeros de aquel amanecer sin palabras donde aún se escuchan los balazos de la poesía delictiva y visceral del corazón. Yo los observo, desde la candidez apenas pueríl de ésta ruina de señor feudal que me dejaste, mirando como los retratos cambian esta tarde su forma al tiempo que nadie vuela por los meridianos de una memoria que constantemente castro y ato de manos. Los perros continúan en su inflexible persecución de perlas, oliendo un rastro dejado, un rastro de grandes amistades, de inviolables promesas y de comuniones infinitas que se ve que han terminado. Los perros corren hacia el vacío de una respiración cansina, hacia el vendaval sin forma de éste torbellino de alientos perdidos, los perros salen a pasear su ineptitud de ser viviente, su dolorosa sensación de tiempo y espacio, su conciencia mermada por un júbilo que no logran asimilar a falta de señales de transito. El balcón donde me siento a reconstruir el campo de batalla donde perecieron nuestros jovenes sueños recuerda aún con claridad el viejo y poderoso sabor de tabaco de las primeras noches de poesía, de aquella infancia invernal donde descubrimos la magia de la expresión, cuando éstos cimarrones rabiosos eran todavía dulces cachorros bajo la luz congelada de camino Colman y se arropaban en nuestras charlas, pataleando a tientas en la oscuridad impenetrable de aquellos silencios, que también ayer eran cachorros y que ahora hoy, amenazan con tomar por asalto la plaza indomable de nuestros semblantes.

Hoy dejo salir a los perros de mi alma, para que jueguen con los otros perros coraceros de éste presente prometido, éste presente hermoso y siniestro que se ha olvidado de tantas cosas...


viernes, diciembre 12, 2008

Mía

Ahora es temprano en el ecuador de nuestros besos.
Al tiempo que las flores huelen al recuerdo de esa noche,
todas, una a una, mis letras se acercan a tí.

Y vos, allá, en tu casa de sueños tajeados por el alba
pensas en mí, y yo acá en mi cuarto de hombre
pienso en vos y en tu piel y en tu pecho de brisa.

Iremos hacia el horizonte de caricias
como dos palomas volando en silencio.

Ya te veo...
abrazada a mi cintura
en una noche de fiesta.


martes, diciembre 09, 2008

Got to get you into my Life :: The Beatles


I was alone, I took a ride
I didn't know what I would find there
Another road where maybe
I could see another kind of mind there

Ooh then I suddenly see you
Ooh did I tell you I need you
Every single day of my life

You didn't run, you didn't lie
You knew I wanted just to hold you
And had you gone, you knew in time
Wed meet again for I had told you

Ooh you were meant to be near me
Ooh and I want you to hear me
Say well be together every day
Got to get you into my life

What can I do, what can I be
When I'm with you I want to stay there
If I'm true I'll never leave
And if I do I know the way there

Ooh then I suddenly see you
Ooh did I tell you I need you
Every single day of my life
Got to get you into my life
Ive got to get you into my life

I was alone, I took a ride
I didn't know what I would find there
Another road where maybe i
Could see another kind of mind there

And suddenly I see you
Did I tell you I need you
Every single day...


lunes, diciembre 08, 2008

Amanecer que anuncia el verano

El amanecer...
otra vez
parándose a lo lejos,
con sus largos brazos de espuma
en su horizonte de perlas
y de aves.

Mi cuarto es un horno
donde cocino el futuro,
y donde pienso en ella
cual si fuera una pieza
de mi corazón.

El humo comienza a velarse
por los primeros rayos amables
el aire cambia de color
pintándose infinitas veces.

Yo sigo echado,
rumiando un romance
en cada suspiro
y en cada latido.

No tengo otra que contar las horas y los minutos
que se vuelven como siglos
sin esa intensa presencia felina.

Volverás
como éste amanecer que me embarga
volverás a mí...
otro día.


sábado, diciembre 06, 2008

A Girl in a Million

Mis venas...
Mis largas, endurecidas y vetustas venas.
(ya no más)

Mi sangre,
otrora cenicienta
y ahora encontrada
siente el cantar de las aves
al amanecer.

Camino por la cornisa de tus labios,
tus ojos llenos de miradas profundas,
de remolinos inmensos
donde encuentro un lugar
donde puedo cubrirme
de la tormenta.

Tu cuerpo cubierto de hojas de parra
reposaba en la oscuridad de mis brazos
mientras mis manos de liquida sombra
encontraban un camino
hacia tu plateada cima boscosa
y el húmedo lirio de tu boca.

Ahora el dolor de estar tan solo
se va desvaneciendo
como los pálidos remanentes
de algún mal sueño de invierno

y me encuentro escribiendo otra carta
contra todos los pronósticos de mi alma,
me veo a mi mismo respirando el vapor
de los suaves restos de tus besos.

Quisiera deslizarme de nuevo
por las rocosas laderas de tu cuerpo
y saber de memoria de nuevo
el alfabeto prohibido de tus juegos.

El domingo se acerca pateando la luna
todas las arañas de mi cuarto conocen ahora tu nombre
todos los ojos de mi cuerpo han visto las tersas alas de tu respiración
y los tibios escondrijos de tu adorable sendero.

Vuelve a mi...
asestame otro
de tus apasionados
dardos de locura.

viernes, diciembre 05, 2008

Detrás del Miércoles

Cómo explicar la intensa sensación plástica de tu presencia,
cómo volcar en ésta pantalla el aroma inolvidable de ese amanecer.
Parece imposible...

Casi no tengo palabras para contar
el alud de emociones olvidadas
que brotó de tu piel hermosa
y me enterró en un deseoso desvelo
durante una tarde de viento con nubes
y una noche.

Pude hallar al final
el sabor de tu rosa dormida,
el acero secreto de tus muslos de reina
y el poderoso manantial de tus besos.

(y no me equivocaba)

Yo solté la jauría de cimarrones
que me devoraban por dentro
lacerando mis tripas
y perfumando mi corazón.

Mirando volar las gaviotas de tus ojos
pensé en el horizonte lejano del tiempo
y en las playas renovadoras de tu compañía.

Cierra los ojos de nuevo...
yo te estaré mirando
mírame mientras vuelo a tu lado
y dormiremos juntos de nuevo
y de nuevo
y de nuevo...



miércoles, diciembre 03, 2008

Viejo poema de la noche montevideana

En la noche donde nadie es nuevo
cada susurro puede ser un lamento herido.

Una lanza urbana daña el sentido
y los moradores cabizbajos
descienden cerca del peligro.

Cicatrices, cebollas, armas.
Un silencio afilado sumerge a la tierra
en una insondable quietud
y una helada paciencia.

Y las personas
delgadas, hermosas, patéticas
parecen pedir ayuda sin lentes,
sin intentos dañinos
de inmiscuirse en nuestras mentes,
cuando la noche es un bloque de brea
y la luna es un inmenso colmillo.


lunes, diciembre 01, 2008

Diciembre me trae tu perfume

Cuna para el desabrido llanto de mi corazón
tus plateados hombros de aguja.

Téjeme un sueño
que tenga las perlas de tus ojos
y la satinada sensación te su sonrisa.

Apoya tu mentón sobre mi cuello
yo cantaré una canción sobre el rocío.
Contando los agujeros de la noche
y bebiendo las goteras de la luna...

Desgranando el fruto del reloj
y hablando bajito...
Quédate junto a mi
Hasta la mañana