Tinglado absurdo
fuera de fronteras
eliminación y reacción
una playa sin banderas
Corre en la mañana
un perfume de sombras
y las palomas
en su suciedad milenaria
abren las alas
tiritando de indiferencia
por las plazas de la aduana
Se han apagado las últimas estrellas
el corazón canta permanencia.
Todos los invitados faltaron
solo hubo vino para una sola sangre
que por los balcones
asistió ausente
a los bautismos de la noche
Luna
cárcel de libres fogatas color perla
augurio de amansar callado
verdades remotas.
Quedan en mi palma
los restos del alba
las voces y los rugidos
pero yo me fui hace rato
Me fui por cornisas de azufre
hacia el poniente
y menos.
Jugar acaso con el plástico de esta poesía
será tal vez el único consuelo
para tanta anestesia
la jauría de estrellas asesinas
con su ramo de azahares
son meros bálsamos de propóleos
para las más quemadas razones
Giran, giran y vomitan
los pensamientos de mis manos
las violetas en la brisa otoñal
juegan a despedidas
que no terminan nunca
Un ómnibus la lleva
y yo no la puedo ver
no quiero
...pero me repito
me vuelvo a dibujar
y a encontrar
en la esquina de mi deseo
con la ardiente sospecha
y más acá
con la triste verdad
No hay deidad en el cielo
que abogue por esta causa
solo el mar, viejo, solitario
solo el cerro, distante, distraído.
Viajan en mis suspiros
diminutos vagones de caricias
que dan contra la escollera
en valses que nadie baila
Campean en mi piel
batallones delirados
que una vez lucharon
contra hidras y medusas
que acechaban la madrugada
pero que ahora, cerca del mediodía
y fascinados por la nada
se acuartelan
en evasiones
y poemas para nadie.