El amanecer...
otra vez
parándose a lo lejos,
con sus largos brazos de espuma
en su horizonte de perlas
y de aves.
Mi cuarto es un horno
donde cocino el futuro,
y donde pienso en ella
cual si fuera una pieza
de mi corazón.
El humo comienza a velarse
por los primeros rayos amables
el aire cambia de color
pintándose infinitas veces.
Yo sigo echado,
rumiando un romance
en cada suspiro
y en cada latido.
No tengo otra que contar las horas y los minutos
que se vuelven como siglos
sin esa intensa presencia felina.
Volverás
como éste amanecer que me embarga
volverás a mí...
otro día.
otra vez
parándose a lo lejos,
con sus largos brazos de espuma
en su horizonte de perlas
y de aves.
Mi cuarto es un horno
donde cocino el futuro,
y donde pienso en ella
cual si fuera una pieza
de mi corazón.
El humo comienza a velarse
por los primeros rayos amables
el aire cambia de color
pintándose infinitas veces.
Yo sigo echado,
rumiando un romance
en cada suspiro
y en cada latido.
No tengo otra que contar las horas y los minutos
que se vuelven como siglos
sin esa intensa presencia felina.
Volverás
como éste amanecer que me embarga
volverás a mí...
otro día.
2 comentarios:
uy "presencia felina".. así que es de las mías.. jajajjaa
que lindo que te tenga suspirando :)
besotes
Gracias por pasar, rubia... debo admitirle que me produce cierta rareza el hecho que califiques a tu presencia como "felina" me da cierta... curiosidad, que prefiero desoír para no despertar los celos de la destinataria del poema.
beso
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