En esta epoca de pendorchos y rechiflines, uno mira desde un punto que a veces le parece ajeno. En esos momentos de alusion a la irrealidad, al que le toca, al que le cae desde un lugar imprevisto o previsto, no tiene mas opcion que mirar el horizonte como a una boca de deslacion, resignacion, y abrumadora cuasi esperanza. En esos momentos se oye la voz del monte que canta como un rio cristalino y uno despierta, mira alrededor y descubre, no sin una gran cuota de espanto, que no, que no habia sido un sueño.
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