Otra vez, justo,
las paredes chorrean números
y el leve canto de la madrugada
arroja las cosas de su lecho.
En éste momento,
tan entreverado de sitios,
una flor renace a lo lejos
fuera de todo alcance
y ardiendo entre la sombra.
Uno tras otro los teléfonos
van cayendo dormidos
y ya es tarde para mañana.
Busco por los rincones
un rayo de luz cristalina
y encuentro relojes perdidos
entre la bruma, el rocío y el humo.
las paredes chorrean números
y el leve canto de la madrugada
arroja las cosas de su lecho.
En éste momento,
tan entreverado de sitios,
una flor renace a lo lejos
fuera de todo alcance
y ardiendo entre la sombra.
Uno tras otro los teléfonos
van cayendo dormidos
y ya es tarde para mañana.
Busco por los rincones
un rayo de luz cristalina
y encuentro relojes perdidos
entre la bruma, el rocío y el humo.
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