Nadie quiere acumular el sabor de esta madrugada
en los morrales mágicos donde se derrama el vino picante
desvelo irreal, sobre espejos que no muestran sombras
solo momentos espantados de antojos a las dos de la mañana
no se puede hacer nada sin ella, el umbral de lapacho
revela la atmósfera de la casa, decepción que derrapa
por interminables calles de balastro que marchan al este
aceras dominadas por acacias florecidas, polen volador
Hay una mano que hace viento en la penumbra
hablando de historias perdidas, en lenguaje de destellos
para la brevedad de la existencia, casi no existe
mirás para arriba y no se ven los límites del caldero
no se ve donde para, donde acaba la infinidad acechante
no parece llover más radiación, pero sí, cae desde arriba
o desde lejos, para devorar los recuerdos residuales
que van poblando este planeta.
Quedarán canciones...
con suerte.
2 comentarios:
Ahora entendi!! Todo esto tenia relacion con el viejo señor de la rebajadora :(
Válida lectura. Me sorprende gratamente que recuerde esa historia, le mando abrazo!!
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