Un par de mínimas noticias pueden provocar un destello de felicidad al mediodía, sonreís, miras el cielo, te dejas acariciar por la brisa tibia del otoño y plaf!, se te cae el mate. Se restituye el equilibrio. Juntas la yerbita y con dedos de pinza la volvés a meter, queda desprolijo, te quemaste un poquito la yema de los dedos... Con lo que nos gusta la impecabilidad de la montañita. Se arregla... Se sigue, se camina. Todavía queda un cacho de Abril por delante.
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