jueves, octubre 27, 2022

A raíz de este 27


Júpiter existe. El telón agujereado del cielo canta hoy una primavera hecha con ojos y  con perlas. Por una de estas calles de mi barrio tumba la brisa pequeñas florecitas blancas que yo calculo habrían sido manzanas en algún futuro. Sobre la mesa que estuve escribiendo acerca de Alejandro Magno, deambulan incansables multitudes de puzzles, pedazos de cartas, lágrimas arrugadas, partidos de Peñarol o apuntes donde la vida se parece demasiado a la tinta negra de mi birome. Me alcanza con ver a mis amigos, voy a su encuentro montado en un 130 como tantas otras veces y quiero dejar constancia de este sentir ligero y agradable que enmascaro pudorosamente diciendo trigo, diciendo ventana, Júpiter y Alejandro Magno. Hoy no me molesta que caigan decenas dd mensajes a mi WhatsApp, hoy no me molesta dormir fuera de mi casa, hoy no me muerdo las venas repitiendo finitud, lejanía ni ausencia. Hoy festejo humildemente, sonrío demás a propósito, y brindaré a la salud de aquellos amores imposibles, pero sobre todo a la salud de los posibles, de los que hoy mismo, sin ir más lejos me hacen gastar en un boleto y en una caja de vino. Salud!

domingo, octubre 16, 2022

A raíz de volver

 Vuelvo al blog para decir incertidumbre, amarga dulzura de no saber lo que va a pasar. Vuelvo brevemente al blog para decir avalancha, corte en la madrugada, baraja de hueso y sangre que deambula atónita por las últimas constelaciones. Ya que estoy aprovecho para acordarme del amanecer, de aquellos días dónde el aburrimiento era tanto que se volvía angustia en las aguas de un mate lavado. Se me ponen los pelos de punta cuando vuelve a surgir en mi cabeza, la imagen de su sueño sereno, de su rostro empapado en la ducha del sábado, dónde se lavaron silenciosamente los rastros de un sexo frenético que fue, todas y cada una de las veces, el último. A veces me gusta esperar a que sea domingo para tomar un ómnibus y escribir murallón del desconsuelo en perpetua reconstrucción. Arco del personaje, rutina en las vidrieras y noche

viernes, octubre 07, 2022

guaunuqueando en colón

     La cuneta, amor, esa que con tanto ahínco construíamos, pala a pala, amor nuevo a amor viejo. Llorando y riendo porque dios no esta en los detalles de hoy. Me queda tan facil esta evocación, este recuerdo de hace años atrás, cuando existía todavía una realidad obletable. Pero no, jajjaja, hoy ya no. Hoy ya estamos todos lejos de aquello que llamaron el futuro. 

    Hoy me acordaba, y le contaba a un amigo, de aquella última noche en el velódromo. Cómo fui perfectamente capaz de tirar todo mi deseo por la borda a cambio de tener, por un estúpido momento, la cruda razón. Razón con la cual hoy ya no estoy de acuerdo, reconozco haber tomado la peor decisión posible, creyendo que yo todavía no había pasado de pantalla, creyendo que seguía al lado de aquella mujer que mi reacción hubiese excitado llevando indefectiblemente al sexo comodo y justificado por la vieja realidad patriarcalista.     

    Quería decirte, V, que aunque ya no tenga ningún sentido, y aunque ya me acabe de dar cuenta que ya fue, que reconozco el boicot implacable que armé a nuestra nueva noche perfecta. Posta que me acuerdo esa ultima cerveza en la calle rivera, aunque no me acuerde del nombre del negro que ganó un premio, porque soy viejo y me pasan estas cosas. Pero lo que jamás me voy a olvidar es la miel de tu compañía, la irreductible amplitud de tu sinceridad diciéndome que llorarías... pero no. Aquella noche de febrero, en la que todo era posible y hasta nuestra murga nos dedicó la actuación. 

      Jajajaaja, ahora de pronto, escucho este candombe y me creo más montevideano que el loro. Siento que esa melancolía me define, que soy doctor de la calle vacía y la tristeza de ser lo que puedo ser y no lo que todos hubiésemos querido. Ahora, obviamente demasiado tarde grito el gol de tu correo en mitad de la noche de la peatonal sarandí. Cuando no tenía datos, cuándo tenía que garronear el wifi del hostel para enterarme tarde que querías coger conmigo. 

    Pero ta, ahora bueno, ta. Escucho bien de al lado cantado por el plantel de LGM 2016, calentando antes de la segunda vuelta en el teatro y no puedo  más que agradecer haber nacido justo ahora, cuando esa versión de primer premio tuvo más sentido que nunca. "Porque hoy si ya no me callo"

    Y vos ahí, eternamente distante, perfectamente imposible, impracticable pero entregada a las lujurias de mi depresión, dándome una ultima oportunidad, y yo estúpido, ensimismado, pero más que nada y más definitivo, equivocado en aquello de lo que depende la vida. Y tiemblo pensando lo desubicado y lo inapropiado que soy, hoy, en pleno 2022, al recordar aquella noche de doctor House y Gallinna degollada en la curva de maroñas.