sábado, diciembre 29, 2018

Las Ánimas -36-

 Las mujeres salieron a la noche. No hacía falta decir nada, Rolo puso manos a la obra y yo hice lo propio. Dos minutos después teníamos armado un bolsito con la botella de vino, el refresco, una plancha gruesa de hierro para cocinar, un buen trozo de queso gruyere, uno un poco menos grande de provolone y otro más pequeño de parmesano, algunos cubiertos y varios condimentos. Partimos hacia el parque, claramente emocionados por el giro que tomó aquella última noche de nuestra estadía. Rolo parecía espabilado, me extrañó. Yo estaba contento y liviano, el recuerdo traumático de la yegua y la maniobra de las dos viejas, parecía ahora, lejano y natural. Caminábamos entre el bullicio de los grillos.
- Viste lo que es la guacha, no? - dijo Rolo, levantando y bajando con rapidez, ambas cejas.
- Bastante bien, sí. De dónde salió?
- Es de Minas, una amiga de Ezequiel. Nos encontramos ayer de tarde, yo salí a pasear porque estaba medio...
- Eso! Qué onda, primo? Te vi que estuviste en otra, todo el día. - lo interrumpí, aunque me quedé un poco intrigado sobre cómo se las ingenió para conseguir la compañía de Noelia.
- Sí, a decir verdad pasé bastante mal. La tía me agarró para una de sus charlas raras y me dejó como en otro mundo...
- A vos también?
Caminamos en silencio el restro del tramo. A lo lejos se distinguían las figuras de las dos mujeres en la penumbra del parque. Se veía un tímido fuego asomar en la cuna del parrillero. No demoró el perfume de la hojarasca y las ramitas quemadas en alcanzarnos.
- Amo ese olor. - dijo Rolo suspirando
- No pierden el tiempo las gurisas. 
 Algunos mosquitos se precipitaron al ataque apenas pusimos un pie en la grama nocturna. Rolo se dio un manotazo en la pantorrilla y profirió un insulto ruidoso al que Valeria respondió con rapidez, lanzandole un frasco naranja de repelente.
- uh!! Muchas gracias, che. - dijo Rolo
- Nostras ya nos pusimos - dijo Noelia
- No pierden el tiempo, las gurisas. - dije yo.
- No pierdas el tiempo vos, Hernán. Ponéte a cocinar, dijiste 2.30 y son las 2.10, sabés?
Sus palabras surtieron un inesperado efecto en mí. Me llenaron de una armonía tan total, y un sentido del deber tan claro, que en menos de 10 minutos, tenía pronta no solo la idea del menú, sino también la misenplá (como decimos acá).
Valeria trajo varios vegetales de su casa. Dos boñatos, tres papas pequeñas, un zuccini grande, una cabeza de ajo y unos cuantos tomates cherry. Todo de su propia huerta. A decir verdad, ni siquiera yo supe cómo, pero en minutos tenía todo cortado en bastones, cuyo espesor disminuía en función del tiempo necesario de cocción. Puse todo en uno de los bowls que traje de la casa, condimenté con pimienta negra, sal marina, un poco de romero, oregano fresco y bastante tomillo, bañando todo en un aceite de oliva de un color muy dorado, aunque bastante tirado al verde. La fragancia que todo eso soltó en el bowl fue tan fresca y deliciosa que todos se arrimaron en silencio a mirar. Por otro lado, la plancha grande, directamente sobre el fuego que Rolo, mientras tanto, puso a todo dar, se hallaba lista para recibir la aromática mezcla vegetal. Los dispuse sobre la superficie caliente y todo comenzó a transformarse. Noelia y Valeria hablaban entre si con un vaso plástico en la mano. Rolo armaba un caño y yo, con una espátula removía despacio los vegetales sobre la plancha grande. La noche era una hermosura total y gracias al repelente, casi ni nos molestaban los mosquitos. 

martes, diciembre 25, 2018

Otra navidad en Carmelo

Para M.V.T.

Seguro no hay significado definitivo
La playa inviable, el sudor perdido
Ni una nube blanca cortó el rastro del perfume
Vive en mí, de forma ausente
Y se refleja en mi cara cada vez más añosa
Los anillos cortados, la bacanal
Aquellos que se fueron
Y a quienes lloré a su lado.

No hay significado definitivo
Verla feliz, sonriendo valiente
Con el corazón bastante reparado
Llena de alas y de cariño los ojos.

Doy el primer paso en hacia la vejez
Y algo solo, río y canto a pesar de todos
Y de su fantasma
Que todavía sobrevuela
La quietud de carmelo.


domingo, diciembre 16, 2018

Despacho

Saltan los días erráticos, ahora que llueve y la palabra Tayrona, hace un círculo por el techo delde living. Solo esta torpe encriptación me puedo permitir: sudor. 
La hora. El ahora. Esa llamada. Reprimenda del amanecer. Juego de sables hondos. Cayó cerca un rayo y yo no lo podría entender, aun si quisiera. Toco esa cuerda que tal vez nos conectó, menoscabando, a propósito, el alcance de su mentira. Va a llover toda la noche. 

jueves, diciembre 13, 2018

A raiz de ésta tormenta

Desarme
Despertar
Derramar
Desdibujar tormentas
Que llegan tarde

Salen chorros de cielo
Sobre árboles reventados
Y gruñen las nubes
Olvidándote.

El vago resentimiento de mi alma
Se ha vuelto as de corazones
Sobre el barro de mil tangos
Inconclusos.

Se pudrió el sentido de mis letras
El humo que dejó la lluvia
Y el remolino donde voló una golondrina
Es todo lo que me queda. 

lunes, diciembre 10, 2018

A raíz de la medianoche

Se enredó el calor en los jazmines
El barrio avanza a los tiros
La noche es un perro
Una condena en libertad
Una radio un poco descompuesta

Al final se va a romper el cristal
Y las canteras y los charcos
Van a ser pájaros de colores
Tras un alba gris de suspiros.

La cosa queda en silencio
Todo parece detenido. 

viernes, diciembre 07, 2018

Transparencia

La tarde está raspada por la noche
Se cae la cáscara de la luz
Y empieza el cielo a aparecer
Siempre desde la ciudad
Hacia el mar que se apaga. 

Hay ahora como un vidrio
Donde se ven las alas del pasado
Y que a su vez, enconde celoso
El espiral del tiempo futuro.

Cada día la muerte me recuerda
Lo frágil de las cometas
La rara eterindad de lo fugaz
El hielo de los relojes
Y sentí miedo...

Pero árbol, pero tren, pero avenida
Nata de abrazos perdidos
Furia de noches solitarias
Y playas que pueden ser cicatrices
Si cantase una paloma
O el viento, o una murga
En otro carnaval
Y chau!







A raíz de otra foto

Mujer de rojo
El tiempo
Telaraña de olvidos
Aquel abrazo.

mujer de rojo
El silencio
Orilla interminable
Aquellos tiempos

Mujer fallecer
El frío siempre el frío
Y la lluvia

Envuelta en rojo
Como aquella hora

Y aquel abrazo.

viernes, noviembre 30, 2018

Sin título

Humo en zig-zag
Canta la heladera
Un ronquido
La planta de mis pies
Nadie
Todos.

Ave de polvo
Austera
Desgarrada y sonriente
Siempre volando hacia la muerte.

Nación
Leve llanto
Maniquí
Puerto.

viernes, noviembre 23, 2018

Rimas cortas

En la calle del viento
El silencio crispado
Es un pájaro ciego
Yo lo siento

Todo el cielo borrado
Tras lágrimas de fuego
Un reloj muerto de frío
Fue desconectado

Recuerdo el final del juego
Que nació en su vereda
Yo siempre me iba cantando
Hasta luego...

jueves, noviembre 22, 2018

Disfraz de Valkiria

El tiempo está suspendido. Parado como una mosca que frota de forma repugnante sus patitas, sobre un pegote de azúcar arriba de la mesa. Es el sueño del amanecer y en medio de un caos de sensaciones desordenadas, me sumo en imágenes perturbadoras en las que esporádicamente aparece una especie de monstruo o demonio terrorífico y repugnante. Un vampiro. Tengo la sensación que me viene siguiendo hace meses, de no ser esa la primera vez que siento su energía oscura y profundamente antigua dentro del reino íntimo de mis ensoñaciones. Me arranco de un tirón, abro los ojos con esfuerzo y la realidad intenta abrazarme, pero yo sigo con un pié en aquel otro mundo, mi conciencia prefiere el cuarto apenas ilumiado y lleno de silencio, ante esa plaza abominable donde parado detrás de mí, me mira fijamente éste ser misterioso, con la piel como corteza de árbol fósil y los ojos como huevos de reptil prediluviano. Pero la solidez de ese espanto, o tal vez la fuerza de voluntad del humanoide ignoto que me acecha con persistencia, me producen un peso sobrenatural en los párpados, un mareo de náuseas y sumisión, que me arrastra igual que los dioses del mar arrastran en la brutal resaca, a las víctimas de ahogamiento. El escenario se reparte ante mis sentidos de nuevo y estoy en la vereda de la misma ciudad, lejos de aquella nefasta plaza, pero un resabio de miedo todavía me pincha entre las costillas. El demonio vuelve a enfrentarme silenciosamente. Se ve diferente, pero estoy seguro que es el mismo. Me arden los huesos y un grito se me atora en la garganta. Me arrastro con el último suspiro, clavando las uñas en la arena de la playa del cuarto donde salpican las primeras luces del día. Ni bien el aire entra en mi boca reseca y aterriza al fondo de mis pulmones, me incorporo sentándome en la cama, me chorrea el agua del sueño por la nariz, perece que estoy vagamente a salvo, pero es demasiada la gravedad de aquel otro planeta y me temo, con horror, no poder tirar el ancla de éste lado de la realidad. Las olas me golpean, una urgencia me reclama y finalmente me vuelve a engullir. Ahí está otra vez, esperando inexpresivo e inevitable. El pánico es ahora total y vuelvo al cuarto con la certeza de no tener más chance que esa, de escaparme de sus garras. Logro reventar las amarras, me saco ese chaleco de fuerza junto con la certeza de no volverlo a enfrentar, por el momento. Estoy parado jutno a la cama, dominando, por fin, la inexplicable situación. Estoy despierto. Siento entonces un alivio narcotizante y vuelvo a acostarme, estoy a penas sudoroso. Presiento que hay mucho más. Me parte la ausencia flagrante de aquello que es imposible de describir. Una puñalada trapera que vibra montada en una sensación de pieza faltante, lejísimos del mundo de los nombres humanos. Por fin me hallo bajo la luz del mediodía, en un punto indeterminado pero demasiado familiar, de la rambla de palermo. Chato, el horizonte es la hoja de un cuchillo que corta el cielo y el río, pero acá, donde estoy yo, sobre el granito naranja, estoy viendo destellos verduzcos, vivos y saltando entre crestas de espuma al viento. Por fin una insólita certeza, un no me acuerdo de nada y no me interesa más que este apacible paisaje de rambla montevideana. Me permito volver a soñar tranquilo. Y comienza la acción. Distingo acercándose por el agua una suerte de transporte acuático, formado por barras de hierro encastradas entre sí. La estructura, similar a un andamio de construcción, flotaba sobre una base apenas flotante, hecha de algo así como chapas de contenedor. Tal vez fuesen del típico contenedor rojizo o terracota que vemos en los barcos de carga. El artefacto podría medir unos 7,5 metros de eslora y venía con gente a bordo, gente que apestaba a mar y a cagada de gaviota, con angustia de reo, dolor rancio por sal y amenaza de gota. El piso de la nave trae agua a bordo, mucha agua que se ha colado por el evidente sobrepeso transportado. Entonces distingo a Valkiria, de ojos ensombrecidos, como víctima de una posesión mental que la reduce tan sólo a su figura física. Sin alma. Ya estoy nadando en el río, sin instancia intermedia, floto y nado sin esfuerzo hacia ella. La figura vigilante, similar a un viejo capitán pirata, de negro mohoso y carmín ennegrecido, se erguía también distante e inhumana, a pocos pasos de Valkiria. Me trepo al transporte, curiosamente no experimento sensación alguna de humedad o mojadura. Tampoco hay sensación de heroísmo ni de peligro, todo se desarrolla de forma natural, pero sí una leve urgencia por su abrazo, sí un intentar sacarla de aquel tristísimo estado de ausencia. Lo logro. Llego a ella. La estoy abrazando y ella no está dando cuenta de lo que en verdad sucede. Ella no puede despertarse en mi sueño. La toco pero no la puedo abrazar. La abrazo pero no la alcanzo y ya no estamos en el barco sino en un rincón apenas penetrado por una última luz mate. El pelo negro de Valkiria se batía, ahora, en forma de cuervo y de humo carbónico, inundando la habitación azul, como un ser prehistórico, inundando todo mi interior. Una prenda blanca cubría su pecho y obsequiaba el espectáculo de sus hombros del color del trigo, dejando a su vez al descubierto, la inmensa longitud de sus piernas, torneadas por el sonido del tambor y las noches de Olimpos de barrio, forjadas en arenas de todas las playas del mundo. Estoy besando su cuello, mientras que con la siniestra me aferro de la carne erizada de su costado. Con la nariz apunta al cielo, y la palma de mi diestra, apoyada con un poco de fuerza sobre el perfecto ángulo de su quijada. Es un universo abierto, estoy en su interior, sabiéndolo todo, ella llueve sobre mí y siento ahora sí, la ineterminable humedad en mi propio ser, y más aún en el suyo. Nos amábamos entonces, más allá de la distancia y su olvido ambulatorio, nos amábamos en el cúmulo de sensaciones irracionales, perdonando los fracasos, las lágrimas e incluso a los años en que nuestro amor no fue más que la fábula de un idilio finalmente fallido. A su misma vez estamos sentados en el pasto, bajo cierta palmera, bajo cierto sol. Ambos miramos el horizonte marino dispuesto frente a nuestro amor olvidado, nos tocamos las manos. La vulgaridad urgente de una alarma me arranca de su lado, devolviendo mi conscienca a la otra orilla, a ésta, donde Valkiria ya no está a mi lado y donde nunca volverá a estar. Guardo el tesoro de su perfume en la piel estremecida. Me incorporo con dificultad, me arrojo a la vida lleno de ella. Sin ella. 

viernes, noviembre 16, 2018

A raíz de pasar al Teatro

Racimos de cactus
Picando la tarde
Agua contenida
Atrás de una represa

Extracción de números reales
Pequeña empresa de locos
Creyendo en cuentos de otros

Me llega la posta
De escribir lo que ya está dicho
Sin lastimar la pureza
Que nos fue revelada

Cielo pequeña multitud
Sabiendo que nada controlamos
Y cantar otra vez..
Echando dados en vinos
Y escándalos del corazón
Que resultan ventilados.

Solo decir arrollado
Y perdí el aire casi un minuto
Llorar con gente delante

En un una última intentona
De relojes espaciales


martes, noviembre 13, 2018

A raíz de la suspensión

Antes de empezar:
Los ojos de mis compañeros
En el camión.

Una materia animada
Latiendo en su laberinto
Que es el mismo cielo
de una sola canción
 ahora que amanece y llueve
(Y suenan los guns and roses)
Se me antoja una comunión
En medio de un nido de cables.

Pero ya arrancando:
Charcos interminables
Secreto de la pasión
De poder decir
Y de cantar por cantar.

Señalo la extrañeza
De un sinfín de señales repetidas.
Acepto el destino
Que no para de avisar
Que no tenemos control sobre nada
Que no seamos nosotros mismos.

Noviembre nos dio ilusión de salir
Junto a película de suspenso
Y retrogusto a carnaval.
Eran las 4 y no llovía.
Fueron las 7 y tampoco.
Subimos al camión
Y cunde la magia
Taponeada de entregadera.

Los ojos de mis compañeros.
Fuimos a cantar y cantamos
Abajo y entre la lluvia
Mi murga abrazó un ritual
Del que no hubo jamás regreso.

Solo ahora pienso un poquito en ella
Pero por suerte no..



martes, noviembre 06, 2018

A raíz de Michael Jackson

Sello recargado
Volcarse y patear
Avispas derretidas
En ventanas de pool.

Apearse y ver el nogal
Súbitamente reverdecido
Alimento para serpiente del tiempo
O sólo de guitarra
Prevalecer más allá de todo final

Gira la luna
En el anillo del cielo
Quiebra el copón
Que contiene nuestro tiempo

Se va tras su consuelo
El velero al atatdecer. 

lunes, noviembre 05, 2018

A raíz de esta inquietud

El canto de la paloma
Como un pedazo de tela 
Cuelga de la tarde

El trebolar florecido
Mecánica del olvido
Sobre inagenes borrosas

Vuela aquel abrazo
En corinsas de ceniza
Y parece que nada pasó

Obituario donde la encuentro
Entre filas de distancia superpuesta
Que se quedaron sin tinta

Poemas para Rocha
Cartas sin mandar
Respuestas desmembradas
Tras miedos e indiferencia

miércoles, octubre 31, 2018

Tango y mi barrio

La guitarra de Grella acompaña
Mi andar de avenidas y de viento
Con la ciudad escrachada
en la ventanilla

Tango igual que mi barrio
Con Viejas y bancarios
En procesión inexpresiva
sobre fondo de contrabajo arrabalero

Mi corazón igual que un grito
En su cárcel de huesos
Soñando pájaros y horizontes
Del amanecer Montevideo

Viejo bandoneón
Sangrando en la vereda
Sombra de fresno triste
Desdibujada por la oscuridad
De la tarde
Y de mis ojos.


lunes, octubre 29, 2018

A raíz de este descanso

Oscilante
Lugar previo al tiempo
Donde no existía el balance

Fuegos y mares
Tropiezos montañas
Y dulce escalera de rosas

La plástica virtud de la madera
Y la sabiduría mágica de la polilla
Conectadas por hilos luminosos

Edificios colmena
Callejas enredadera
Vasta soledad de enjambre

Y sirenas como pájaros.

domingo, octubre 28, 2018

Older than Yisus

Resaca samurai
En el remolino de peulsas
Como siempre

Ardió el fuego de paraíso
En el viejo terreno
Donde cantamos amigos
Y creció mi niño
Y la magia aglutinó mi masa

No es mucho
Pero no es demasiado poco
Alguien me pidriapodría
 saca el hacha de la cabeza?
Preciso devolver mis ojos
A sus órbitas
Planetas hacia la muerte
Miedo como un robot
Que crece apaciguado
Por lunas cobrizas
Y carencia de lentes oscuros

Hoy toca otra vez cantar
Compartir y tolerar
Remar, atacar y bailar
Retiradas repetidas.

Vamos por más
Porque cada vez hay menos



jueves, octubre 25, 2018

Las dos de la noche

Bailar el calambre del dedo meñique
Cintura aerosol en acolchados
Sábana para el desparrame
De todas tus bandas nuevas

Noche armadura
Cíclope fumando pasta base
Roña y dedos verdes
Peinaran las nubes heridas
Mientras fumo
  en el cumpleaños de mi padre.

Suenan violines
Cupones en blanco y señal de ajuste
Degollando monumentos
Antes del amanecer. 

miércoles, octubre 24, 2018

A raíz de un desmayo.

Obscena floración
Silencio en tarde con gotera
Decantación 
Movimiento
 en la profundidad de la raíces.

Corona de pascuas.
Mareado por la tormenta de Luna
Mi cuero curtido de oscilación
Busca reformular alguna virtud.

Se me han escapado chispas
De la conciencia 
Extraño inicio de convulsión
Qué me dejo agotado.

Algo dentro de mi cambió,
Pudo ser un monstruo 
Desde otra capa de la cebolla
Transándome oscuridad por luz
Y yo jamás me daría cuenta.

Me desmayé
Temí la ferocidad de la muerte
Al atisbar su agilidad
Zumbando sobre mis ojos
Fuera de servicio. 

No obstante
Pude ver - al estar ciego -
 una alta cama de clavos
Rojos, amarillos y blancos
Apuñalando por detrás de la realidad
Una gran procesadora
Deshecha de la carne viviente
Siempre machacando
Todo lo que pasa
y Devolviendo a su sitio. 

Las voz clara de mi amiga
Venía de una rueda
Oyéndola, mis miembros
Centelleabn.

El recuerdo de quienes amo
Y de ella... nada.
Afortunadamente.




sábado, octubre 20, 2018

A raíz del grillo

El mundo se revuelve garganta abajo. La mente salpicando el vaso de aceitunas donde jugué ruletas peor que fatales, que ahora es preferible no traer a colación. La luna gelatinosa inyectó sueños gaseosos en el vacío de mis ojos. Llega el caudal del grillo que se escabulló por la ventana, llega clarito, insistente, grueso y amarillo, rebota en cada esquina su cantar de metales y cuchillos... Ahora se calló un poco y la noche es un paragua inflado por el viento. Debería dejar de escribir. O tal vez comenzar de una vez a hacerlo. Pero narraré, mientras tanto, el desmembramiento de aquellos sillones grises y la paulatina pérdida de aquella olla a presión donde el viejo reloj se ablandó y permitió filtraciones de la más antigua e innombrable de las muertes. La guitarra de arena húmeda, volcada sobre un rincón, como en eterno desmayo, toca para sus adentros, canciones del año 99. Mamá está en Israel y vuelve recién en un mes. Los edificios del complejo languidecen expuestos al llanto de fantasmas sin nombre. El silencio es grande, hay nubes lila que pasan rapidísimo.

miércoles, octubre 17, 2018

Sarna y desamparo

Revolución.
Suertes de lances
Dados redondos
Cuevas al nortes del Cuareim
Donde nada parece anormal
Salvo el aire.

Los decapitados ya ni miran
Las difuntas siguen en pie
Las rosas estridentes
Este flujo de aceptación
La madrugada extraviada
En lo que ahora no es más que silencio

Cuando vuelvo de ensayar
Entre jazz y big bands
Con la cabeza en laxante
Veo un boxer viejo
Hecho mierda
Por sarna y desamparo.

Sin helada

Estoy permanentemente gritando crepúsculo, pateando y silbando bajo el faldón de los perfumes nocturnos. Sentado entre los grillos, siento el universo que florece a toda prisa. Pausa. Silencios abroquelados con dientes de madera. Gruesos cuerpos se retuercen tratando de evitar tribulaciones. La lengua del perro sacude el agua de un tacho y el olor de su pellejo pasa como una ráfaga de metralla, patinando sobre el aire oscuro y devolviéndome a la solidez del zaguán donde la luna se aburre y pasa. Las leyes de la patafísica me van dibujando como un pescador, en los harapos de un viejo pícaro. La calle naranja es escarbadientes para la seguidilla de cementerios que acaparan el paisaje hasta la difusión que va regalando la lejanía. Siempre es bienvenida una noche sin helada. No puedo escuchar motores rayando el parabrisas de la medianoche.

domingo, octubre 14, 2018

A raíz de Simón Díaz

Ensamble venezolano
Otra vez arranco versos a la noche.
Nombre de un cantautor fallecido
Que se escapa y tranca persianas
Para la luz cenicienta de la noche.
Una orquesta va a tocar en Sudamérica
Y los músicos desvencijados
Se arriman casi a desgano
Porque fue domingo
Y ahora ya es lunes.
Ahora es una cuerda lumínica de voz
La voz de Simón Díaz.
Se habla de Júpiter
De Galileo, del Fénix que no baja
De tríadas y triunviratos
Devoradores de polvo
Y soles que nunca pudieron nacer.
Hidrógeno metalizado
Chistes de chóferes que fondean
Baúles apolillados
Bajo centinelas de barrio portuario.
Los baterías sin swing
Que nos tocaron en suerte.
Y ni que hablar de Capitol
Los talleres, los grados
Las venecianas apenas mecidas
Por brisas de río y caimanes
Y yo que "no quisiera mirarla"
Pero suavecito, cada vez más tranquilo
Doy vuelta los ojos
Y miro otra vez su pelo.

Reitrada festi suelta

No tememos enfrentar
Que este juego llega a su final
Solo para nosotros.

No podríamos disimular
Esta magia antigua y real
Del embrujo feliz del ritual
De vivir cantando

El batuque inclinado 
Nos lleva a otro adiós
Avenidas de antaño
Que cobran sentido hoy
Acá...

Y Hoy,
Dejamos de esperar
Salimos a volar
Vientos que nos  aguanten
llegando al final.

El hoy
Espejismos manchados
Donde hay que renacer
Del siñencio en inverno
Germinar y volver desde cero.

Otra vez el fuego floreció
Hasta nuestras voces estiró
Sus manos que giran en la noche

Y yo
pierdo todo el peso del ayer
Las heridas nos cortan la piel
En la madrugada..

Adiós
Cada cual se aleja sin chistar
A su vida de simple mortal
Al abismo de su soledad
Pero va cantando.

La certeza en la brisa  estará
Visitando el vuelo del disfraz
Que camufla entre brillos
Las penas.

Se va,
Se despide de este carnval
Con las alas rotas de volar
Ya se va mi murga.

Se va
Buscará para siempre un lugar
Dónde pueda volver a soñar
En su fiesta de Luna y de mar
Bajará cantando...

sábado, octubre 13, 2018

12 minutos en un 148

De la nada, en un ahogo del motor de un bus linea148 con destino a la aduana, emergió el claro coro de una murga. Claro por su depuración y transparencia, sí, pero más claro aún por lo que su canto enunciaba: "darse la oportunidad de ver que, al final, lo más insesperado es lo que vale la pena esperar." Siguió un separador de ida a tanda de la emisora y después la tanda. Todo es hermoso y mágico por un instante en el cual no hubo preguntas, solo una linda certeza poética. Pero perseguida registré esa cosa de duda que es como lavada, miserable tal vez, existe siempre esa duda, esa materia babosa que nos empuja, haciéndonos descreer de los claros mensajes que nos brinda la realidad, el infinito, lo que sea. Me figuro que mejor sería creer, o mejor dicho, no descreer de aquellos estímulos, de generación relativamente espontánea, que se relacionan directamente con nuestros pensamientos o circunstancias actuales. Sin embargo, uno se las arregla para convertir todo aquello en otra desesperada incertidumbre, porque al atravesar la estructura de nuestra propia conciencia, el estímulo es manchado, quemado por la babosidad de nuestra duda, aquello que nos llega, desde la más remota entraña del universo aleatorio, minuciosamente acomodado para encajar en ese vacío justo, inmediato e irrepetible, que es el momento presente, adquiere, dentro muestro la misma incertidumbre, frustración o indiferencia, que el reporte del tiempo. Así, sin más. 

Breve carta a un escritor

Hablaría de los lugares de pobreza donde fundaste las catedrales paganas de tu obra; del arroyo de aguas diáfanas, del polvo incandescente que dañó los retratos de tus abuelos; del mar abrasador donde tus suspiros buceaban entre bestias marinas. Hablaría de la mala hora en que aquella mujer te daba vuelta la cara, en su propia maratón de dolores incomprensibles y pudores de mujer brava; del perfume de gardenias que hizo espirales en el calor demoníaco de la siesta. A bordo de un barco, la fiesta de cumbias que daba brillo de esperanza a tus ojos caribe. Llegar a una ciudad cenicienta, donde los hombres soportaban el fuego de las 11, en sus trajes negros, donde los tranvías echaban su vómito de chispas sobre tus sueños siempre heridos. Hablaría entonces de cruzar el océano, de abrir las alas con el lío de haber nacido escritor, siempre clavado en las costillas, como un puñal de bendición que en el fondo trasuntaba maleficios para tu propio corazón de ternura imposible. De esa guardilla donde eras invencible ante las garras reclamantes de la necesidad y de la urgencia, donde ametrallabas el destino de millones con una vieja máquina de escribir. Ciudades que van girando sin más nombre que decepción, que anhelo siempre insatisfecho. Volver a América con la mujer que antes te lastimaba y ahora resguarda del sable de la realidad, a tu niño terror de poeta. Gastarse la fama en política, ver morir a tu amigo, acribillado por una ráfaga de balas terroríficas, todas tus pesadillas, todos los reportajes de amores contrariados, los hombres caídos, aquellos que sudan frío esperando también su propia muerte. Todos los fantasmas que deambulan ajenos al humano cansancio, por arenas de gallos fósiles, lanzas, gallinazos ennegreciendo un cielo improbable. Podría hablar de la semilla, el germen del amor que incoculaste, poniendo, fugazmente, de moda la felicidad. Podría hablar de Proust, de Faulkner, de Hemingway. Podría hablar... Pero prefiero escribirte. 

jueves, octubre 11, 2018

Finito

Telaraña
Trapo negro
Rumor de árbol
Olores mezclados
Cielo en vilo
Fotos de abuelos
Baldes
Cometas y flores
Discrepo
Acepto
Acallo
Veo pasar
Olas que vuelven
Alucinaciones
Oraciones
Sentencias
Postulados petulantes
Y abandonarse...
Para encontrarse.

martes, octubre 09, 2018

Whoopy Goldberg (ish)

Un Felino todo presidente
Al borde de la mesa está
Ojos abiertos clavados al frente
Y una gran televisión detrás

Serie policial de vuelta
Crónica negra y bar
Las heridas son superficiales
Si queres acordar no hay más

No hay hotel
Ni pared
No hay distancia
Posible

Suena su son
Su celo bestial
Rasca la caja
Amenaza morirse

Felino fuerte de vieja ciudad
Nada se vuelve visible
Todo el color del sabor ya no está
sigue en el suelo acusando el vacío.

No pasa nada
No queda más
Dice el gato
Y da vuelta los ojos.


lunes, octubre 08, 2018

Desvanecidos

Casi nada
Tronar
Distancia
Monte talado
Quebrar de alas
Ensordecedor

Refugio para lechuza
Anuncio de rayo
Gato que duerme
Baile insignificante
Otra vez distancia

Hoy anduvo la muerte
En las oficinas del centro
Y tuve miedo
Y miré valientemente
A la noche ilimitada
Con deseo de más tiempo

Luz fugaz
Noche de encierro
Sustancia floral
Manchando el aire

No es hora de explicar
Pero mi adolescencia
En la calle Edison
Ya es de otros
Y hubo una tormenta igual
Pero yo vivía del sexo
Y de la guitarra
Cuando tenía bicicleta.

Líneas paralelas
Cruzadas por infinito
Cuerda fuego y niebla
Confusa formulación
Cielo eléctrico.

Siete minutos
En La Plaza de los Muertos
Deja-vu
Por teléfono
Y un consuelo
Como de sombra

Es polvo ya el atardecer
Se ha hecho de humo la cama
Y vuelve a llover...

sábado, octubre 06, 2018

Postal de vaciamiento


Actitud vacilante poco antes de las dos y media. El fuego es de nuevo distracción en las orillas lejanas. Todo lo afecta una azul cavilación, en huellas que se van desarmando. Emerge la gente por Brecha y las 3, todavía distantes, van demorando en las esquinas. Pero las cuatro ya se avecinaron con frío de octubre y verdad reflejada en marquesinas de hotel. Soledad, vago temblor, espera que se ha vuelto sopa y ardor, pensando en mi cama y mi acolchado. Sigue rodando el tiempo, arbusto, ventana, grasitud que roba minuciosamente el brillo de los colores. Ahora es de día, la tarde alumbra con amarillo los verdes renacidos. Ahora es de noche, la luna susurra su ausencia y escucho a la Gran Muñeca. No tengo mucho qué decir.

lunes, octubre 01, 2018

Tormenta en Bartolomé Mitre

Corazón de la ciudad vieja
Crudo y puro presente grisáceo
El vaciamiento traído con la lluvia
Se ha hecho cargo de todo

Hoteles a diestra y siniestra
Palomas conversando
Ligeramente a salvo
De la tormenta derramada

Se va pintando de agua la Catedral
Se desdibuja la orilla
Del río de la plata
Aroma de orín familiar
Y truenos en la bahía.


sábado, septiembre 29, 2018

Cantos rodados

Abandonar sería vacío
Espuma de río alzada por el aire
Forma fugaz de constelación
Palacio que perdiéndose
Amanece todavía erguido

Baile de horas y semanas
Licuadora a todo dar
Se hace líquido el domingo
Aún antes de empezar

Olas gigantes
Ranchos delirantes
En playas perdidas
Monstruo marino
Agazapado entre corales

Todas las ventanas
Apuntan al cielo
Dolor que se desdibuja
En incontables desiertos.



viernes, septiembre 28, 2018

Cartita

Qué pasaría si no dejo de imaginarme tu sonrisa? Si cada día que pasa, mi sangre va cada vez más rápido cuando pienso en tus ojos mirando los míos... Si entre los últimos sueños de la mañana apareciese otra vez la blanca palma de tu mano. Qué pasaría si no puedo parar de buscar el tiempo y el lugar dónde vernos, entre serpentinas de festival, cerveza fría o estrellas de primavera. No voy a mentir diciendo que no tengo un poco de miedo, que mi corazón en desuso no guarda fantasmas de heridas viejas y un rancio temor de despedidas. Prefiero decir solamente "sí", y abandonarme a lo que pueda pasar, a seducir otra vez la casualidad y jugarme la última ficha, como si nada importase. Prefiero los ojos de corazón, la lentitud que los pasos se apropian para ir recorriendo un camino que se me antojaba casi imposible. Prefiero descubrir sin ayuda, el talle fino de tu cintura, la niebla pálida de tu vientre, la hora verdadera de un beso imprevisto, una mirada a muerte y una caricia a vida. Tal vez mañana, o capaz otro viernes. 

martes, septiembre 25, 2018

El perro

El perro, en melancólica resignación, es rehén del tiempo, aunque no parezca importarle en absoluto. Aunque la brisa de primavera apenas lo roce, tendido con la mirada ausente, está siendo amasado por el tiempo mismo de la eternidad. Su mente vacía, su país de huesos cansinos y escozor, su nobleza animal y su aliento tibio, parecen blindados ante las humanas preocupaciones. Sin embargo caza, corretea, ladra ante desconocidos peligros, sombras movedizas, insinuaciones gatunas o cascos de caballo, chasqueando en el pavimento. Ahora espera el ocaso, o el ocaso espera su encuentro, cuando sea la hora en que salgan los primeros murciélagos, cuando la luna llena se abra paso en la inmensidad del cielo para iluminar la noche, y el perro la va a recibir, con su espíritu desnudo, con sus ojos viejos, echada sin apuros sobre un tierno colchón de trébol. 

viernes, septiembre 21, 2018

Transparente

Postal con alejamiento
Impera en la madrugada
Noche chapón callado
Susurra milagros quietos

El ave nadará su sombra
Haciendo una reverencia
Los perros cuidarán sus muertos
De la nevada transparente

Hay todavía una hoja blanca
Resistiendo el dolor del tiempo
Vestirá retazos de noche y vino
Para no morirse de ausencias

Allá se sigue yendo el río
Hacia la quebrada insondable
...Yo me levanto a escribir

Manchado de luna y sueño. 

miércoles, septiembre 19, 2018

Agua corriente

Llueve y se empapa de a poco, la convocatoria de su abrazo. Fantasma que, siempre escurriéndose, se hace a veces, demasiado presente. Las dos de la mañana me sumergen en un bálsamo perfumado de hierro y de pasto. El aire finito y cargado por la humedad, se superpone al temblor de mis entrañas, por ahí me sale un canto, una caléndula rebelde que se arrima al silencio y se duerme. Goteras cortinas, largas hileras de susurros que se fugan hacia la inmensidad. El cosquilleo me da caza, sin sorpresa, cuando estoy revisando mis propias fotos, con lo que imagino son sus ojos. Veo su sonrisa, igual que la rosa negra y naranja de Palermo, oigo su carcajada que espanta a los gorriones y a mi paz; huelo su lengua misterio, recuerdo de tarascón y zarpazo. Revivo en mi cama, antártica y desértica, el ardiente fluido de sus abismos secretos. Sobre la punta de mi dedo índice, laten todavía sus palpitaciones sollozantes, la prueba biológica que afirma que su ser fundido con el mío, produjo una potencia incalculable. Interferencia. Carencia de nombre. Necesidad de romper las pieles. Aferrarme con ternura y dolor, a su negra cabellera y dejarme balear por la profundidad de sus pupilas, subiendo como negros relámpagos hacia mi ingenuidad de amante desgarrado, que la recibió y la volvería a recibir, con espanto y alegría incalificable. Desangrado de amor sin lógica, herido de melancolía, huérfano hasta nuevo aviso, de su abrazo lleno de palmeras. 

martes, septiembre 18, 2018

Ave de paso :: Enrique Càdicamo

" a M.V.T."
Ha llegado el momento, querida
Se ausentarme quien sabe hasta cuándo
En mis labios se asoma temblando
Una mueca que dice el adiós

Adiós
Muñequita de cobre
Muchacha morena
Tu amor tropical
Exhala en mi alma
Su brisa salobre
Como una canción
Sentimental

Mi destino es andar en la vida
Hice mal en soñar a tu lado
Se ha teñido ese cielo rosado
Al conjuro de darte éste Adiós

Perdona mi promesa, morena
Olvidá mi locura de amarte
Buenos Aires me obliga a dejarte


Y bajo esos cielos con vos soñaré...

lunes, septiembre 17, 2018

Noche de ensayo y caminata

El mundo, alfiler que apura, noche primavera en Paso Molino. Un destapar de lechuzas y ratas, que puede ser y será, alquimia de pájaros y renacer inesperado. Se ve que cada noche de sábado, debo soñar con alguna mujer que quise. El resto es jarabe y arcaico pericón sobre el viaducto, o almácigos de sauces, huérfanos en la sedada quietud de un jardín; Montevideo es un grito. Feroz nubarrón de humedades y circos que la historia ha querido borrar. Corredor antiguo. Flor del conventillo y secreta oración bajo las sábanas de una niña piscina con ojos como pozos. Perfume pobreza, viaje de eterno azar hasta muerte de gota por los pretiles. Quise desexplicar el mundo, y terminé conociendo a la mamá religiosa de un amigo bohemio, en la medianoche que la murga organiza, bajo el alcohol y el licor de otras mil canciones de fiesta. Nadie escapa del radar, nadie espera más violetas en la inoportuna piedad de la madrugada. Nadie dira "victoria", porque el tiempo de "se duerme" y de los Patos del 2015, se ha desvanecido, entrgándose al abandono sin mejor defensa que el sueño vago de un sábado a la noche. Sin más dolor que el de un "la quise tanto" que a más tardar, se morirá antes que el alba corte el cielo de la calle Lanús. 

jueves, septiembre 13, 2018

Retirada #1466

Última noche de tabaco seco en el Castillo. Último lucero goteando ventanal adentro a mi miseria. Mi soledad. Mi silencio goma de té y lentitud desmedida. La legión de tuppers ambulantes pasando por espuma bajo el chorrito de luz amarillenta. Ella nunca vino. Tendría. Se va el prado, haciendo zig-zag por las huellas que dejó el invierno, tecleando en la niebla. Última luna. Última nube sobre la que pasean mis ojos, entre el crujir de esas galletitas berretas, que fueron lo más dulce de la estación más fría. Sigo cumpliendo mi destino gitano, mi mandato errante de improvisación impredecible, sangre de gasa, velo de pluma y estufa a cuarzo para un almanaque lleno de intensidad y quietud absoluta. Llega al fondo de mis ojos el último abrazo de la ansiedad y es innegable que me aprieta con dedos imposibles, aterrizando mi vuelo en pedregullo sangrado. Infinidad de columnas de Dolina y Astor Piazzolla entre Woody Allen y dibujos a lapicera. Voy a extrañar mi extrañeza silenciosa, vagando entre el olor a flores de la helada. 

miércoles, septiembre 12, 2018

Cerca del umbral

Reforma. Reconquista. Barco que delante de su vapor, se ha internado en la difusa lejanía. Ya no espero la realidad de las manos que moldearon esta cicatriz, ni la lengua que repetía amor y negaciones hasta la salida del sol. Ando de cara al difuso resplandor, dando la espalda para que las calladas palabras sin formular sean apenas veneno y ya no esencia sutil de azahar. La paloma de nubes abre alas de júbilo y por allá, más lejos que las sábanas, una puerta se abre dejando entrar luz o esperanza de luz. Esa pequeña, blanca y delgada princesa, cuyas inocentes mentiras, creo gustosamente, me está dando ganas de volver a querer.

martes, septiembre 11, 2018

Breve

Cuando todo sale en tiempo
Suspira aliviado el azar
Yo bajo por una calle
Y el aliento del río me saluda
Con estremecimiento de vida

Vuelan fantasmas en la brisa
Dejando atrás un surco gris
Y todo está pronto para mi sangre
Un casillero helado
Donde la muerte es promesa
E igual me río, igual canto
Igual me extraño
Abrazado a la madrugada
Como un rojo pañuelo de sombra

lunes, septiembre 10, 2018

Pelo quemado

Una mujer me dijo
Lo que otra mujer me hacía
Y yo descreo de todo
Sólo ante la infinita vibración

Manto de cuerdas de color
Diminutas lágrimas de cisne
Ahogo donde perdí el rumbo
Y una amnesia que agradezco

Ya casi se fue el invierno
Las cartas rotas
Los abrazos apolillados
Braseados por ojos imposibles

Un viejo plancha sus billetes 
Y un olor de bosta y colonia
Hace caracoles en la plaza

Jardín botánico
Amor que se va figurando
Noche al microondas.


jueves, septiembre 06, 2018

Sos vos?

Todo gira
Rueda amanecer
Recopilado de sueños vívidos
Tras firme intención de explicar
Y consiguiente fracaso.

Giro en tuerca bandoneón
Millón de epopeyas no narradas
Sueño de arrabal en extinción
Y juego de niños
Barrio platea y camión 
Rompiendo la madrugada.

Volverán, en una de esas tal vez
Las tardes de escollera

lunes, septiembre 03, 2018

Personas

La señal es cada vez más fuerte. El silencio va rotando la cabeza y mira la tarde con ojos de nostalgia. Los árboles zancudos podrían ser manuales para aprender a caminar. Toda la quietud en contraste con el baile. La pared de cerámica azul, la escalera polvorienta, algo manchado con sangre, todo como una lila, desdibujada entre mis poemas. Un ómnibus vacío anda por las avenidas como si nada... Y nada pasa. El escuadrón de fantasmas asustadizos, esconde las respuestas que los vivos jamás se preguntarán, y yo fumo mientras también me hago gasa o arroz o desierto. 

sábado, septiembre 01, 2018

Poop!

Pistón.
Palabra puesta a prueba
En paños inesperados.

El dibujo que los pasos van formando
Hoy es trance y silencio
Tras las esquinas equivocadas.

Milenio saltarín
Fue todo este tiempo
Limitado a cajones vacíos
E inmóviles bicicletas..

Vi en el adiós otra nube blanca
Solapas con cometas
Que descargan el cielo
Como mísero sello postal.

Para nada..

Pican los pasos
Por tu jardin invernal
Nada responde mejor 
  que una ausencia.

Último latido de venenos.
Adiós al sol de tu pollera
Ese que alguna vez lloré.




miércoles, agosto 29, 2018

Víctimas del hacha

Siempre esconder el mismo lagrimón.  El baile resiste al frío y, joder, la noche es víctima del hacha. Callejuelas de algún país perdido. Jardines de pólvora con trazas de perfume. El loquero aparcado interminablemente a un lado de la avenida, lo estoy viendo mientras que algún desalmado programador ha puesto Time After Time, para renegrir con su sonar, el helado caldo que es el aire de este 148. Las dos de la madrugada. Ya es lunes. Carmelo, ahora Reyes. Me bajo.

Paseo

Pastillas de comida para perro, sobre una tapa de alcantarilla rodeada de pasto. Recuerdo del vínculo creado a partir de humores sexuales. Otra avenida arbolada, cediendo ante la luz cobriza y el perfume de las cinco de la tarde. Los niños en sus túnicas, piensan solamente en jugar, entendiendo las partículas de luz como lo que realmente son, posibilidades. Nada parece demasiado grave cuando ves los árboles florecer, en ampulosos volados de blanco-rosado vegetal, y muchachas haciéndose moños en el pelo. Ahí te das cuenta que todo es joda, que los lugares se generan y se hacen cada vez más firmes cuando uno los habita, realizándolos; que detrás del sol, algo se ríe de nuestras más hondas perturbaciones; y que detrás de la cortina de lluvia, nos espera una inesperada revelación. Sigo sin olvidar a Laurita, las noches de su inmensa sonrisa, brillando bajo sus lentes, son mascarón de proa de mi más caro pasado. Debería decantar el ensopado de mi espíritu, para encontrar ahora, mi norte y mi centro, el rumbo pavimentado de mi estrella fugitiva. Pero ahora voy por Nuevo Centro y alguien se tatuó pájaros en la espalda. 

martes, agosto 28, 2018

Camino de las tropas

Sin duda el punto más frío se aquella noche, fue la hora 03:00, cuando habían también, extraños golpes metálicos en la mediana lejanía, y un gato me pasa cerca, acá, en cerro norte. Noche vapor que destiñe ante la imponente luna que si es mirada con atención revela los últimos graves fríos de este invierno. La murga resiste en su ardor de sosiego y calienta el motor y fernet, con Fantoni insistente en la guitarra y luna emperatriz, de nuevo, luna fósil aue está más viva que nunca, hoy. Inquisición de cielo y rebotes agrios de frío como trompada. Siguen los ruidos de anomalía,  siento el inusitado temor de estar narrando mi propio destino.  Ahora un rascar de maraca cerca de un fuego que se aleja tormenta y, sin embargo, la noche está toda estrellada. 

viernes, agosto 24, 2018

Debería ser

Las cuatro de la tarde como un dardo, se clavan en mitad del cielo, escupiendo gris y viento sobre el Prado. Se trata de ir acumulando finales, tolerando fugas y esquivando los venenos de todas las estaciones. Mi cuerpo, migas de pan. Su sombra, paredón donde el silencio forma horribles grumosidades. Se me corta. Se me escapa ante una indiferencia largamente cultivada. Dar, al final, vuelta la cara a las hermosas horas de consuelo, enterrar en museos de escarcha, la justicia amable de su rostro. La luz resbaladiza, el lecho inundado de sudor, los gruñidos y zarpazos que finalmente se han vuelto fotos en cajones sin posible apertura. Se trata de seguir caminando, evitando en plazas y canciones, una recaída de pasión improbable. 

martes, agosto 21, 2018

Sin chistar

El celeste tiene alas de tela
I should be on that bus
Y todo se bate rapidamente
Mientras la vereda parece tan quieto

Vienen más capítulos
Y la interrogación
Siempre anda en la ventana
Las chicas comen serruchos
Para espantar avispas

La hora que empieza a mermar
Y los taxis que van marcha atrás
Ese tango...

sábado, agosto 18, 2018

Oficina de reencarnación

(es solo un box) 
(la empleada de reencarnación es una mujer rellena y ha pasado hace poco los 60 años de edad)
(silla vacía, escritorio blanco sucio, con sólo una vieja laptop arriba)


Empleada - 39!!



Pasa el 39 con el número en la mano y toma asiento, tembloroso.



39 - Qué tal? Qué tal?, permiso.


E - Uy.... Otra vez usted? 

39 - Sí, la verdad, no... Me hubiese gustado vivir un poco más.

E - Y ahora, qué le pasa?

39 - bueno... Andaría precisando reencarnar, usted sabe? Siendo acá la oficina, digo... Creo qué.

E (interrumpe com enfado) - Usted no cree nada, 39, acá la que cree o no cree soy yo. Y creo que usted ya son varias las veces que viene acá a romperme los quinotos. Que se piensa, qué yo estoy para servirle a usted?

39 - No!! De ninguna manera, señora, me refiería a que..

E - Sí, 39, ya sé a lo que se refiere, a lo que se refiere todo el mundo cuando viene acá, usted quiere reencarnar, a qué va a venir a la oficina de reencarnación, a aprender a manejar?

39 - Justamente, rencarnar. Rencarnar, si...

E - ah! Muy bien entonces. (se pone los lentes y asiste al laptop) Permítame el documento.

39 (desenrolla un papel y lo entrega)
E (examina el papel y con muy poca pericia, ttascribe algunos datos al ordenador) - No. No, no. No me figura aquí su información, sabe? 

39 - Cómo?

E - y no sé 39, no me figura, no hay manera. A ver... (pasa los datos, otra vez, lentísimo) No, nada. No le digo. Va a tener que esperar en limbo hasta que se libere algo. 

39 - eh!?!? Cómo el limbo, tiene que haber un error, no puede ser...
E - Ningún error, señor. Acá no me figura información, tiene que esperar en limbo, lo siento.

39 - En serio? No hay nada que se pueda hacer? Fíjese ahí un poco, por favor le pido... Antes de esta vida tuve que esperar casi 45 años en el limbo... No quisiera volver ahí por nada del mundo.

E - 45 años!?!? Ay!! 39... Cuánto. No sabía nada, le pido perdón (se endereza). A ver vamos a revisar acá los archivos.. 

39 - ah, yo le agradezco, no sabe las que pasé. 45 años... Y no hay nada en el Limbo, eso lo sabe. Fue horrible.

E - bueno, acá está su registro...un alma muy vieja usted, lo sabía?

39 - sí, sí. 3867 años en total. 

E - no le puedo creer! Yo 3866, qué justo! le cuento que apareció en la tierra en el año 1846 A.c. encarnando el cuerpo de un zorro de los Alpes Italianos. Después bajó a ciempiés... Vivió poco ahí tambien, 14 minutos. Después bla bla bla bla, ballena azul, mire usted, qué prestigio, mono de la india, ah.. Mire!!! le tocó humano, en La corte del Rey David, 28 años... Después organismo unicelular: 3, 6, 9, 12, 15 veces seguidas!!! Acá sí, despues saltó a gaviota en Gibraltar, arbusto de bayas en Yucatán, Lobo Marino en el cabo Polonio, León del África, hormiga bala, hormiga roja, hormiga negra, todo seguido, qué loco, no?
39 - loquísimo.
E - pero no, no tengo nada nuevo, así que tiene que esperar en limbo. 40!!

39 - Espere, por favor


E - 40!!!

39 desaparece y a los fondos aparece un caballo marrón,

E - Pase, tome asiento.




Me vas a decir a mi?

En la marea vaquero
Cuelga cielo gris
Amagando amanecer
Cuando Plaza de la Bandera
Es casi un paredón
Y los gurises cacarean
Yéndose...

Al chasquear la yesca
El chisperío abominable
Es vidriera turca
En su carácter infinito
A mi me vas a hablar de rock?
Yo, que soy todo aspereza
Y olvido bajón de trenza
En cajón lleno de billetes
Que cuando a penas dije Aló
Y el calor se volvió invierno
Desaparecieron dejando
Melaza depresiva
Y turbia inquietud marroquí.

Bien cerquita de la aduana
Lavado de angustia
En callejón estrella
Anduve repitiendo como un loro
"Panel yugular y estropajos varios"
Hallando en esto un total sentido
Una certeza de olor
Que responde a pudor encendido
Y a falta total de gratitud.

Me viene como una arritmia
Cuando a cabecear se mandan
Los amigos de la murga
Y la enfremedad aconseja
Generala y "el auto de Horacio"
Quién sabe hasta dónde.

Mi viaje casi siempre empata
En parada de bus sin WiFi
Y horribles trazos de un recuerdo
Que imagino abollando 
el fluido inteligente-cristal-entre quarks
De rasas máquinas proyectoras

No busco corregir la acción
Ni encontrar en las ruletas
Las viejas configuraciones del sueño
Me conforma acaso llegar
Y estirar los pies suspirando
En la astringente
Soledad del castillo
En arcaica actitud reposante.

Entonces cumplimos.

Será rodar, caer, retener
Hasta la feria del domingo
Cuando un dolor de cabeza
Dirá realidad a todas voces
Y los dientes ladrillos
Van a volver a ser urgencia
-Reloj seminal llegando a cero-

Contra quién lucho
Cuando evito decir "Victoria"
A quién pretendía engañar
Cuando esta tarde en la Ciudadela
Convencido dije "no la quiero"

Por qué el espejismo
Me dio 100 pesos
Por qué la muerte
Siempre anda en la vuelta

Por qué Boulevard Artigas
Tiene esta cara de almendro

Esta desquiciada voluntad
De birra derramada
Y esa cantidad de silencio
Como polvo de arsénico
Cantando en el aire

Quién me puede hablar de antro?
Quién me va a venir a decir tristeza?
Cuando las calles solo se repiten
Y yo no me dejo abrazar

Por nadie.



miércoles, agosto 15, 2018

Infinitivos

Probar la vida. Buscar en las hendiduras del aire lo que el sueño se niega a revelar. Acariciar una cabellera confundida, dejar ir a los fantasmas desabrigados por el boulevard de los misterios y asaltar la ruleta para hacerse de las herramientas que le escapan al azar. Voy disparando entierros, lanzando cuchilladas al vacío sin nombre. Escucho el informativo, escribo murga, patino en lodazales de alucinación, saludando a los muertos y los desaparecidos de otras estaciones. Ahora resta solo caminar. Aprender. Reaccionar. 

lunes, agosto 13, 2018

Sangre borrada


 Despertó algo confundido. Al sentarse en la cama, se pasó, como es costumbre en el recién despertado, las palmas de la mano por el rostro. No llovía, como ahora. Al ir al baño asistió a la realidad: el perro se las había ingeniado para colarse en algún descuido, y mientras él dormía, mandarse escaleras arriba, donde también está su cuarto. Al parecer su único propósito fue entrar en el baño, dar una vuelta, y retirarse escaleras abajo. Todo esto resultaba evidente a la luz de las perrunas huellas de barro, casi negras, hiriendo la blanquísima cerámica del piso del baño. Le gusta mantenerla muy limpia. De inmediato las borró con el trapo de piso y la promesa de, más tarde, fregarlo con agua, jabón y la escoba. Procedió con el lavado dental y al tomar el cepillo, registró varios trazos y salpicaduras de sangre seca en las palmas de sus manos. Levanta la vista hasta el espejo, para buscar el origen del rojo. Su rostro también está manchado. Aquí y allá como en espantosos trazos, goteado y barrido. Su corazón comienza de inmediato a latir con fuerza y velocidad. Saltando hacia atrás, atina a  buscar en su memoria, algo que justifique esta escena inesperada y desagradable. Siente náuseas al no encontrar más que el hecho ceremonial de acostarse la noche anterior, sumido en la más miserable de las rutinas y desvelarse con vídeos de YouTube hasta las 2 o 3 de la noche. Después, apagar la estufa, revolverse en las sábanas púrpura de su soledad y quedarse dormido un viernes a la noche, habiendo preferido no asistir a la fiesta de cumpleaños de un compañero, con excusa del frío terrible que desafiaba a Montevideo. 

 Las piezas del horroroso puzzle no terminan de caer en su lugar. Lo asalta un temor terrible y corre, instintinvamente, escaleras abajo para ver a los perros. Ambos están ahí, en su corralcito. Al verlo ladran, le ladran como desconociéndolo. Vuelve a subir. Entra al cuarto buscando algo que no encuentra. Vuelve al baño y se mira otra vez al espejo. La sangre sigue, cada vez más seca, manchando su habitual paz mental. El era inocente, o al menos hubiese jurado serlo. Arranca el teléfono de su cargador y sentándose, sudoroso, busca en las conversaciones recientes, algo que pueda resultar revelador. No encuentra nada. Sólo los mensajes de sus amigos, enviados de forma esporádica a través de lo que cualquiera diría, fue una noche fantástica. A todo esto, mientras imaginaba al animado grupo divirtiéndose por la noche, un sentimiento apenas de arrepentimiento le asalta por haberse perdido el festejo. El cielo cáustico se sigue mandando por la ventana de madera y la sangre sigue ahí sin respuestas. No podía permitirse pensar en sus amigos ahora. La ansiedad lo asalta, se para, se frota la cabeza, da vueltas en círculos por el cuarto ensayando una explicación. Nada. Sigue caminando en círculos y ve asomar un objeto extraño desde abajo de la cama. Se agacha. Es un gran cuchillo de cortar pescado envuelto en media hoja de papel de periódico, notablemente manchada con algunos coágulos. La suelta, y la  cae con un sonido pesado y agudo, al tiempo que el aire lo abandona en una súbita y dolorosa contracción de los músculos. Está aterrado, muerto del miedo y no obstante calmo y seguro de no haber cometido ningún crimen. Es imposible, se repite, pero es real. 

 Durante ese domingo no puso un pié fuera de su casa. Tampoco el lunes, llamó a su trabajo avisando que su presión arterial había subido demasiado y que no se sentía bien. Era verdad. Vino el médico a certificarlo a las 4 y veinte de la tarde. Llamó y envió docenas de mensajes con disimulada curiosidad a sus contactos más cercanos. Todo el mundo acusaba la trágica monotonía con la que la vida suele transcurrir. En la madrugada juntó valor y echando el cuchillo con su repugnante envoltorio dentro de la bolsa de la basura y momentos antes que el camión recolector, botó todo el paquete dentro del contenedor y se cercioró que, como siempre, a las 2.30 a.m. pasó el camión y se llevó la única prueba de un hecho de sangre que nadie reclamó. Al volver, se dio una ducha muy caliente y se acostó. Se sintió mejor y al amanecer se hizo un sandwich de jamón y queso y un café muy negro. No había dormido casi nada y le costó hacerlo en los días subsiguientes. El jueves volvió al trabajo, y la culpa, todavía empapada de incertidumbre, había comenzado a lavarse. Desde entonces, el peso de la rutina fue haciendo cada vez más lejano y difuso el mal recuerdo de la sangre y del cuchillo. Pocos años después, el ya no podía discernir si los contados acontecimientos tuvieron lugar en la realidad o si tan solo fueron parte de una vívida pesadilla de invierno. 

sábado, agosto 11, 2018

Efeméride de aquel reencuentro

A la tarde apareció su burbuja
Decía algo de un dolor en su pecho
Yo duro, ella con el hermano
Llegué y agosto era una flor

Su silueta se recortó en la ventana
Y la abrió para tirar la llave
Que era la que abría mi felicidad
Subí y ella me leyó
Y me contó que fue felíz
Y yo temblaba
Y la quería
Y la noche se pasó volando
Entre cigarros Nevada
Baile en el Chulo
La callecita aquella
Y la hamburguesa en Mariana.

Yo la quería


viernes, agosto 10, 2018

Raconto

Mi sueño helado contra una pared
Una motito plástica que tuve de chico
El hoyo por donde se van mis tardes
La verdad de mil caretas reventadas
Mi alma despellejada por duelos 
Superpuestos

La soledad de este blog sin sus pasos
El veneno gris de la mañana del invierno
Mi caravana de lágrimas sin forma

Una cama siempre vacía
Una camisa que no uso hace meses
El frío
Mi barba
Los pies de siempre caminar
Y esta poesía
Casi inútil

miércoles, agosto 08, 2018

Ventanas y veredas

Ahora que es la lluvia
Y agosto casi declina
Beberé un té con mis lágrimas
Porque vi una fotografía
Y en ella, una sonrisa
Como un jazmín 
Me decía adiós desde el olvido

Ahora que es temporal
Los autos atropellan
El vago gemido del viento
Demorado en adoquines.
La letanía que entona el agua
 besa ventanas y veredas.

Para que no se extravíe
Quedaron marcas
Surcos hechos con las uñas
Que hoy la baraja no acusó

Y solo el perfume gris de esta noche
Sabrá cuánto quisiera yo decirle
Ahora que otra vez es lluvia.


martes, agosto 07, 2018

Y así...

Tarde con puertas derretidas
Con tijeras que se cuelan
Y últimas postales del barro

Tarde con girasol cabizbajo
Dormida en baches
Acelerada por sueños.

Se va marchitando el color rosa
En una grieta de oscuro
Con algo como olor a bosque.

Reinarán las setas
Descifrando murallas enemigas
Y arreciará la sombra
En el feudo de la noche.

Entonces alguien dirá amor
Alguien dirá amor de nuevo
Y un yuyo morirá en la vereda
Y del cielo caerá otra flor
...

jueves, agosto 02, 2018

Postal de un Cerrito que me imagino

Las barbas de los muertos
Arropan a un niño desnudo
Que se duerme entre sollozos
En el Cerrito de la Victoria

Naufrago en el colapso de mis sábanas
Con calaveras y jazmines
Clavados como alfileres
Mientras mido con un silencio
Las horas que pasaron
Desde la última vez que reí.

El puerto se convulsiona en la helada
Y un auto igual a un zarpazo
Penetra sin gloria en la lejanía
Mientras busco la forma de nombrarla
Sin que mi sangre se apresure
Por volverse estalactitas
En esta cueva de ausencias

La voz cascada que luchó por abandonar
De carcajadas roncas y flores de vino
Es en la noche casi una gasa de vapor
Acariciando los bordes de la misma nada

Pronto volveré a escribir.

miércoles, agosto 01, 2018

Cantitos de murga

Hago mis propios muebles
Con alas de mosca
Y lágrimas como pedregullo

El cielo catástrofe
Agujereado por la luna
Se tiñe con mis dedos
Negros de olvido

Allá en el verano
Todo era la noche
Y el sudor
Perlaba las manos

Había un carnaval
Una correspondencia
Igual que una sonrisa
Escalaba relojes decapitados

Sube la marea del silencio
Los jardines y ventanas
Se inundan con mi arrogancia

Las flores hundidas en miradas
Se preparan para un cine
Sin público presente


lunes, julio 30, 2018

Un poco magra

Y justo en medio del barro, apareció la luz fría. El sol de azafrán lejano que tan poco tira, apareció a la mañana como un regalo para los jardines destruídos y los balcones astillados. Mi alma vagó siempre al borde del sueño mientras duró el celeste arriba. Me hallé desconcertado sin la lluvia acaparadora, no entendía porqué en mis venas seguían croando las ranas y escondida la luna, si los edificios suspiraban aliviados, con un aliento de gratitud colgando para afuera en forma de medias y de fundas. Me pica de forma insistente la cicatriz que tanto atesoré, mientras los ojos, secos ahora, se dejan apoderar por la enjuagada inmensidad del presente. Alguien que quiero va a viajar. Alguien que apenas olvido, me recuerda al pasar. Los que desconozco ni siquiera me ven remontar la peatonal Sarandí. Noto que tengo en la carne, el estremecimiento que me dejó una murga al marcharse. Los que extraño irremediablemente, desde su cementerio, se aparecen vivos en mis sueños. Y todavia falta agosto. 

jueves, julio 26, 2018

Otra excusa

Otra vez solo en la noche, buscando la suerte que otro perdió y encontrando a penas charcos, pequeños paraísos de miseria y soledad. Otra vez con una carta de estúpido amor en el borde de los dedos. Otra vez un ómnibus vacío, que embalando en la lluvia me devuelve al castillo. Padecí hace muy poco, un asalto de terror a la muerte, que apretó contra mis ojos, un velo de pesimismo y melancolía. Todavía y con lo poco que me quedó, busco una excusa para reír, para cantar, para seguir.

miércoles, julio 25, 2018

Instrucciones para no morir de pena

 Qué tema la pena, no? Acá en el CA1 a Tres Cruces, por ejemplo, es una materia omnisciente. Cómo, que exagero? Me quedo corto, señora. Ni siquiera si tuviese la volutad (atributo cuya falta, engrosa sustancialmente la ta abundante pena) de transcribir en este artículo, la charla que se desarrolla en el asiento trasero, o el gris supremo de helada llovizna que aprieta la ciudad, estrangulàndola; o la voz aguardentosa de la vieja teñida de rubio que manda audios de whatsapp con su boca brillante de saliva, pegada contra el vidrio del celular, convencida que es la pantalla y no el micrófono el que la graba, aarrastrando su pena hasta el desdichado interlocutor, al otro lado; o el nauseabundo olor que imperaba en el ómnibus cuando lo abordé, mezcla de las más desgraciadas esencias corporales, que entre vaqueros sucios y zapatos viejos, se ha decantado por el aire del pasillo, enclaustrado hasta que en un gesto de resistencia ante la pena, y con algo de timidez, abrí cuatro centímetros,  la ventana más correspondiente a mis fosas nasales. Ni siquiera entrando en los más miserables detalles podría yo dar cuenta de la magnitud de la pena, que como un trapo de piso ennegrecido, seca las lágrimas de la ciudad calavera, de la ciudad amor muerto ente cenizas azules de amores minúsculos, que florecen brevemente y mueren yéndose, como todo. No hay manera de no morir de pena entonces, que no sea un tipo con una guitarra que se sube a tocar Carretera Perdida,  aferràndose a sus versos y creer... Ver que uno tiene que creer.

domingo, julio 22, 2018

188

Entre el último gris del domingo me trepo a este 188 en el que suena la Lambada. Todo es como un acrílico que se escurre por las escaleras de Lindolfo Cuestas. Empieza el río oscurecer, fúlmine, arcaico y apenas agitado por algo parecido a la vida. Me queda un 5% de batería al darme cuenta que las palmeras del centro cabecean y oscilan al compás del oscuro viento. Un recuerdo igual a una ausencia, llena los bondis y las ventanas. Montevideo resiste, tembloroso, al primer despertar de la noche. 

viernes, julio 20, 2018

Noche de cuarzo

Ella volvió a morir
Y en mis paredones
Los musgos y caracoles
Prefieren no acordarse

Toda esa fauna de alarmas
De autos en la lluvia
Y ventanas dentadas
Sigue comiendo lucecitas
 entre el hambre
Y el silencio del castillo

Cárcel de huesos
Baile acuoso donde se marchita el cielo
Luz pegajosa
Árbol tras el que agoniza el tiempo
Todo dolor
Todo ruina en posición de despegue
Todo viento y frenesí

El celeste ha perecido...
Por los ríos de mis manos
Sopla su ínfimo recuerdo
La fotografía aún no revelada

Noche de silla
Noche de cama
Noche de cuarzo
Y de letras desechables
Media noche. 

jueves, julio 19, 2018

Contigüidad

Dedal. Dental. Detonar. Demostrar entre rayos y lluvia, que aún podemos cantar. Vivir. Vislumbrar. Venerar. Visión que entre lluvia de Julio, vacía el morral. No quedan casi argumentos, que en la calle se hagan carne. Un coro que en la tormenta, la muerte no haga callar. La guita dura tan poco, una foto en la secuencia. Me acuerdo hoy de Laurita y su abrazo huesudo, admito, me haría muy bien. No me quiero entregar a la nostalgia de la noche del bar, donde con casco de obrero, sufría de soledad. Recordar miradas amables del Poroto o de Larita, de una mirada del tipo, su saber y su verdad. Aunque esta noche la voz de Dolina y Barton me den una analgesia amable y despreocupada, aunque goce infinitamente de volver a mi hogar vacío, aunque pueda no nombrarla ni escribirle, sigo siendo el que nació un viernes 27. Casi estoy llegando. Cuántas cosas me pasaron hoy...

miércoles, julio 18, 2018

Va creciendo por el cielo

En mi chalina
El sudor camina
Por las cornisas
Vuela su risa
Triste y morena
Que me envenena
De tentación
Y de anís

Fiesta de dioses
De oscuras voces
Un remolino
Quema el camino
Que llegará hasta el fin

No hay mas fronteras
Ni lunas nuevas
Que esta fogata
Que vive y mata
Que habla de dioses
Y calla a voces
Como un cansado candil

Feriado

La cara del cielo tiene cicatriz de agua. En los senos de la vereda crecieron enredaderas altísimas que hasta por la ventana se han metido. Quisiera hablar con uno de los perros que a paso apresurado, transitan la tarde entre las luces desmayadas, que en cualquier rincón se echan a dormir, ocupandoles  las esquinas, los carteles de los ómnibus, los paraguas, las camperas y hasta mis manos, ya doloridas de tanto acariciar el vacío. Quisiera hablar con uno de los perros que pasan en su apacible paseo sin hogar, para que me cuenten la noche, para que me cuenten su olvido y pueda montar sin melancolía, a la indómita bestia de la tranquilidad.  Los últimos rayos llegan húmedos, a mitad del silencio pasa un carro con caballo y en estas palabras hago gambetas para eludir el perfume de una flor. Es feriado.