lunes, mayo 30, 2011

Noche sin luna

Momento de enrarecido aliento junto al hogar blando de una estufa
miro en la lejanía para esquivar las lanzas fervientes del ahora ya.
Una ventana se abre a si misma para ver el faro duradero del amor,
la luna se levanta por la tarde, lavada, algo temblorosa entre nubes.

Ciclos interminables reverdecen altos árboles huraños y pacientes
caen las hojas en lenta catarata, lluvia de ocres y naranjas taciturnos.
Tiempo en las ramas detenido, agobiado de motores busca savia duradera
los relojes perfumados de noviembre, suenan lejos y perdidos en el viento

mientras la multitud enloquecida abre sus brazos
por una lluvia que nos llega desde el norte
el espacio congelado del desierto
planta bandera en las mil caras que la miran.

Beberé por eso el agua helada de tu ausencia
calmando aunque sea un poco
esta extraña sensación de no tenerte.

El silencio que me baña en este olvido
es un río que prefiero vadear...
Porque en la selva de tu pelo colorido
cantan las aves de mi osado corazón
recalcitrado.

Dame semillas de tu mano pedregosa,
riega los surcos que ha dejado el mal tiempo
en mi alma de poeta peregrino.

Volaré sobre esta nata de silencio
para dormir entre tus brazos blanquecinos...
Beberé el sudor de tus ojos
y esperaré... otro amanecer.

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