jueves, marzo 21, 2019

La primer nuez

El otoño se posó sobre el césped
Y trajo un silencio de oro viejo
Que teñirá de ocre, la altísima copa
Y el aliento milenario del nogal.

Los ríos y los mares que me habitan
Acatarán el mandato
Y acompañarán los largos pasos
Del sol estival que de nuevo se muere.

Sueño de insectos fabulosos
Se despiertan en la orilla
Bajo banderas de nostalgia
Y un suave dolor de cabeza.

El cielo herido cicatriza
Las manos temblorosas
El blanco perfil de una novia,
Noche de eterno retorno
Y fiesta para antiguos cantores.

Reloj que miente las horas


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