viernes, enero 29, 2021

Pureteado

 La concha de la lora. Retorno al noroeste a la hora del culo, cielo agrietado de murgas que repiten cuartetas, soledad que acribilla banderines de última noche. Vacío remangar de amigos que hoy resultan esquivos o planeados previamente. Al menos estoy en el camino, volviendo con victorias de pelusa en los bolsillos, con medallitas de honores al pedo, con la brillantina melancólica del viernes, pegada como una lágrima. Vivimos buscando la más mínima fisura, enconados hasta el desagrado, queriendo pulir maderas salvajes. Todo me resulta hueco, todo se me hace vacío cuando soy yo mismo el que no encuentra cómo quedar satisfecho. Música de astros con berrinche, berretines de trasnochado jugador que encuentran su única suerte al esperar el bus menos de una hora. 130 me devuelve a mis esquinas, a mi bucle de andariega insolación, a mi repetirme sin tregua por la madrugada. Y habrá que ir... 

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