Porque en ésta mansedumbre el aire se hunde hasta el hartazgo. Porque entre los números del reloj se cuela un vacío sin remedio. Porque de tanto en tanto, el almanaque arroja series de números que recuerdan dolores del corazón. Porque en el blanco baldío de éste pulso de nadie, aún cabalga la pasión de estar presente. Por eso sí hay qué reír me río, si hay que cantar, canto de amor por amores que ya no existen. Por eso sí hay que llenarse los ojos con la luna blanca del carnaval, lo hago y canto de amor, lleno de vida.