jueves, agosto 21, 2008

Noche Encerrada

La noche encerrada tiembla por los pretiles somnolientos, las casas austeras en la calle vacía se baten a duelo en un desconcierto de sombras como frágiles moscas oscurecidas. El viento con su sonido de olas, recorre la multitud de los cuerpos que reposan, los que soportan y los que vagabundean en el laberinto de infinito gris. Un fantasma traslucido y confundido está parado en una rama, mira fijamente y sin tiempo la noche encerrada con dos encendidos ojos muertos.
Un perro le ahulla a una luna sellada por nubes de frío infinitas, las paredes de los conventillos cantan ancestrales canciones para soportar el invierno. En ese paisaje donde los tonos sepias abundan, la oscuridad es un como un bálsamo de belleza que todo lo marca a fuego, con su profundo silencio, con su pálida y hostil hospitalidad de tempano flotante. Susurros lejanos hablan de la vida en el sol de los martes, nadie atiende el secreto que se desborda en cada helado soplido, todos se han acostado en su noche encerrada y sin luces, mañana el sol parecerá un poco más real y el gato cantará y la razón jugará otro poco con nosotros, pero por ahora no, recién son las tres y diez, nada más...

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