En el teatro de las percepciones juego mi rol desechable, jugamos nuestras cartas trucadas de una felicidad prometida. Miro contra las rocas y veo infinitas pintadas, veo el cielo y hay cien aviones, miro la luz , el brillo del polvo a contraluz y pienso en momentos que ahora parecen lejanos. Ya la sangre pesa dentro de las venas, el rumor del año transcurrido cruje sobre las brasas de todas esas cosas que se están consumiendo sin remedio a la vera de nuestras limitaciones e impedimentos. Llega un momento en que los relojes ya hablaron demasiado y nuestros semblantes, presas del primer calor, resuman cansancio y fatiga. Pero los ojos dan vueltas en circulo, donde estaban los besos hubieron vacíos insondables, donde estaba el silencio risas estallaron de un júbilo indefinido, las dos perlas magicas que trazan su órbita perfecta en nuestro interior , tiemblan por el sueño ceniciento y por el velo de cenizas que han dejado largos meses de penurias o sonrisas cómplices y caras inexpresivas. Vuelve a rotar, numeraje impúdico, vuelve a delinear nuestros livianos nombres en la brisa ciclica y sin forma de tus minutos de calor y de frío. Empuño mi lanza y la levanto en alto, por dentro intento recobrar el aliento y perderme en los afluentes que se apuntan allá lejos. Los rostros, todos, como el mío, están ahora cansados y atosigados por el azote miserable del transcurrir infinito; las bocas, despojadas al fin de su redundante firmeza, comienzan a proferir griteríos y frases sin sentido. Diciembre se nos cae de las manos como una botella de vidrio en una tarde floja y disminuida que con gusto hubiesemos dejado pasar de largo de no ser por el despertador estruendo del vidrio, que estallando el mil pedazos nos recuerda que éste año ya es parte del batallón despiadado y carnicero de la memoria, que lo que no alcanzamos hasta ahora se hará esperar aun un poco más, como todas las cosas más deliciosas de la vida ésta, que amamos con una pasión irreductible, con un ardor ametrallado de sueños, con una dubitación plagada de poesías sin nombre y sin destino. Bogaremos ahora por los canales hogareños de las celebraciones paganas, reíremos junto al calor ahumado de la carne a la parrilla, bromeando e intentando no llorar bajo los impredecibles efectos del vino y de la juerga. Esperamos ahora nuevos cargamentos de potencia, que deberemos encontrar nosotros mismos durante la desangración de cada ocaso y detras de cada tarjeta navideña. A nosotros nos espera el este, abierto y amable como el pecho de un angel de la tierra, que siembra a su vez, un deseo insaciable de descanzos y meditaciones y silencios y ruidos y banderas de trapos descoloridos y de estrellas como un caldo y de arena blanca y de mar verde y de roca antigua. Hacia allá vamos, con el revolver cargado de búsqueda de progreso sostenible y felicidad sustentable en el tiempo y el espacio. Hacia el horizonte de nuevo, vamos entonces, aprendiendo a soportar el embate destructivo y demoledor del tiempo e intentando viajar por él, en él (pero nunca con él), por el tiempo, la gloria y por el olvido definitivo de la muerte. Estaremos de pié, buscandole la vuleta al mundo e intentando destapar por siempre los sueños indomables del corazón.
2 comentarios:
Que bueno que está tu blog, me ha gustado mucho. Nos leemos pronto.
http://gymbrainstorming.blogspot.com/
Bueno muchisimas gracias. Me alegro que sigan pasando, incluso en estas fechas tan movidas.
Saludos y felicidades.
Publicar un comentario