miércoles, enero 02, 2019

Las Ánimas -37-

 - Bueno que voy a servir. - avisé.
- Trajeron platos?. - preguntó Valeria como adivinando que ninguno de los dos se avivó.
- Te dije que agarraras. - mintió  Rolo.
- Menos mal que es un genio de la gastronomía. - acotó Noelia con gran tino.
- Eso dice Olga, que es su tía, claramente. - le respondió Valeria, agachándose a levantar una bolsa con platos y pasándome uno. Su sonrisa era un paisaje hermoso. - Tomá, zapallo. Viste por qué me precisas en Serrana.
 Serví cuatro porciones y ellos se sentaron a la mesa del parque. Eran las 3 de la mañana. Con la ayuda de un trapo, saqué la asadera pequeña del calor y sobre los platos de vegetales, dispuse con elegancia, el untuoso fondue. Siempre me había causado un placer infinito ver queso derretido caer sobre cualquier tipo de comida. El resultado era una total delicia. Comimos sin apuro entre chistes y vasos con vino. Algunas aves nocturnas cantaban para nosotros en la madrugada. 
Adoraba ver y poder analizar de cerca, las expresiones en el rostro de mis comensales. Puedo decir que mas allá de la simpleza del menú, estaba delicioso, el ahumado, la oliva, los condimentos, la sedosa contundencia del queso, los delicados crocantes, todo fluía en armonía bajo los altos astros. 
 Noelia era quien menos disimulaba su goce y, sin decirlo de manera explícita, estaba maravillada. Valeria, por su parte, intentaba no traslucir demasiado, el placer que la recorría en cada bocado. Sus ojos brillaban en la noche de la sierra, la comisura de sus tiernos labios bailaba y se enderezaba al tornarse demasiado obvia. Rolo, quien trataba de no elogiar demasiado mis destrezas, en ningún ámbito de la vida, me felicitó sonriente, con los labios brillantes de aceite. 
La ingesta en lugar de provocar somnoliencia y modorra, una vez concluída, levantó los ánimos y disparó una animada charla sobre series de Netflix, que derivó en observaciones más que interesantes y variopintas sobre la conducta y la naturaleza humana, que derivó en planes y proyectos utópicos para el año que acababa de empezar, y que finalmente y con total naturalidad derivó en un profundo y sobrecogedor silencio, apenas turbado por grillos lejanos y el minúsculo susurro de las estrellas arriba. Estábamos cómodos y satisfechos junto a los últimos rescoldos del fuego. No demoraría en cortar el alba.  

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