lunes, marzo 22, 2010

Oda a Annette Schwarz

Culo salvaje
enredado en la sabiduría profunda de tus formas.
Culo indomable
que se retuerce buscando matador.
Culo sagrado
con las formas eternas del cielo del hombre.

Tu reflejo te perfora la cornea
las luces rechinan
y todo lo demás se apaga
en un interminable
sabor de rosas y praderas.

La lasciva enredadera de mis ojos
te va tomando, culo,
te va llamando en la profundidad de la noche
mientras la luna vela,
con sus dos ojos dados vuelta
el crepitar ansioso de tu fuego.

Atorada profundamente
en ese aberrante portaligas negro
te estas quedando llena de ausencias
por alimentar ese culo hasta el tope de sirenas
que paren horas de desconsuelo
para el que ajeno a su pálido fulgor
avanza y avanza, tanteando tinieblas.

Deseo tocar tu cielo con las manos
deseo hacer contigo una pequeña bolita
y colocarte toda dentro de mi boca.

Despatarrada en tu cama queen size
tu ácidos cabellos parecen rubios estallidos de electricidad.
Prendes un cigarro.
Conoces el guion de memoria.
Y tu culo que no tiene casi ojos
huele un lubrico desenlace
tras el telón de la cámara encendida.

Te queres sentir una princesa
en tu gelatinoso universo
de glorias y exquisitos líquidos vaginales.
Manuel Ferrara es el dios sin nombre
de tus imposibles adivinanzas,
conoce la llave de tu vicio de reina,
la sagrada necesidad de tu quebrada voluntad de niña.

Tu culo entre los graffitis del puerto
the neigborhood itself its ready to jump inside you.
tu culo es una mazmorra eterna,
donde negros y navegantes se perderán para siempre
en promesas de amor adolescente.

Tu boca se abre como la de un siglo
lleno de un silencio que estalla en mil pedazos
bajo el satánico espaldarazo de tu orgasmo,
bajo la humeante y trágica seguridad
de tus gemidos y tus arcadas.

También podes ser la nueva S. Saint
aunque mas perra, artera y morbosa
con tu sexo chatarra post-post-moderno
y tus hilos de babas infinitas
que violan la vista
y ultrajan la voluntad amansada de no poder tenerte.

Tus ojos perdidos en formas que no conocemos,
la abominable seducción de tus ígneas pupilas
la camioneta te llevara de nuevo
tu estrella de semen y seno
te arrestaran en la ultima esquina de la locura
y yo te seguiré mirando...

mientras escribo.




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