El jazz del amanecer llena mi alma con una pregunta
la noche se desmigaja como una materia indefinida.
El gris apenas luminoso del cielo comienza a esbozarse
las aves de la noche se transforman en cantos al día
yo pienso en el tiempo como un trompo infinito...
la amable cadencia del piano es un panio frío para mi alma
que hierve de soledades, que tiene la fiebre del delirio
que tiene los suenios de un lamentable animal domesticado.
Un contrabajo aporrea el palacio del silencio pegajoso
que crece por los rincones de mi cuarto como un moho.
Hay una alegría no correspondida, hay una carcajada de nadie
que se ríe de todo, que me mira con ojos enormes, velados
y se ríe de todo, una risa de nadie, en la soledad de mi cuarto.
El jazz de la madrugada me miente diciendo que todo esta bien
que el mundo es verde y el piano es la cura de todos los males
que el contrabajo sanara las heridas de esta conciencia adolorida.
Ahi viene maniana de manana... tengo que estar listo
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