jueves, agosto 30, 2012

Mares impávidos


Punto muerto entre las montañas, lugar de desalojo y sombras para colorear. Intersección en el ojo de la tormenta y una idea fija que se va de a poco diluyendo, como tantas promesas holgadamente cumplidas y como tantos incumplimientos, vagamente prometidos. Vuelvo por las ramas desde donde bajé para plantar flores en ese jardín, me voy bajando de a poquito de aquel árbol tan primario donde soñé que me asesinaban, una noche sin sentido, otra vuelta de un tango perdido. Oigo el disco subterráneo del silencio macabro, me oigo reír y no soy yo, pienso en llorar pero tampoco encuentro, voy visitando las caras de la luna, el fulgor del sol, helándose en sus mares impávidos. Todo el peso de las miradas recae sin tormento sobre una cara congelada en la lejanía. Soy el hombre tierra, el hombre fuego, el hombre aire, canto por lo bajo estrofas de canciones olvidadas, rezo por ponerme en forma y salir a combatir para revolucionar la vida. 

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