viernes, noviembre 17, 2017

Escribir otra cosa

Quería escribir "artillería", aunque no tenga muy clara la razón, quería escribir fogata y trueno, almizcle y velocidad, escribir en el rollo de la noche, los esqueletos y su mirada. Me subí en un 148 para ir hacia la aduana y en realidad estoy yendo hacia otro encuentro con el tiempo, voy a favor de la lluvia, tarareando gemidos imposibles, remojando la luna nueva en deseos y arrebatos, voy queriendo escribir epopeya y tigre de Bengala, y en verdad escribo "te extraño" con una languidez de ruina y un ímpetu de manantial que desordena las estructuras con una risa suicida y un clamor de abrazos que, definitivamente, se filtra entre todas las palabras. Una muchacha en la parada se acomoda el pelo y toda la belleza del mundo la orbita como en una penitencia. Juegan los semáforos en la esquina y llevo el boleto en la mano. Por un momento me pareció ser un búho que apostado sobre un balcón centenario, quiere escribir "artillería" y no encuentra un lecho donde su vuelo halle serenidad. Entonces paro. Me paso una mano por la cara mal afeitada y reparo en la humedad de mis pantalones, entonces me recuerdo aquella noche de whisky interminable, también de lluvia, donde corrí a su abrazo mientras reía. Será que estoy buscando el estallido de mia pasiones, será que anhelo la batalla de su sexo sin cuartel, o será que mi sangre no se cura y busca el veneno delicioso de su mano con la mía. Entonces se me da por escribir alumbramiento, me sale caverna y promontorio, pero en realidad estoy hablando del perfume de su cuello. Capitula la noche ante el séquito de gotas transversales, se firman tratados a espaldas del reloj, se desabrochan incendios de corazones de fuga y yo voy a escribir alondra y milagro, para soñar acariciarte durante el último suspiro del tiempo. Ahora me doy cuenta que te hablo a vos, que le hablo a ella, a la del pelo como cascadas de azabache suspendias en mis recuerdos más ardientes. Entonces cambió las personas y ella es la que fue siempre, tan lejos de mis orillas, y yo seré otra vez artillería mientras le tiro otra bici a esta ausencia. 

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