lunes, noviembre 20, 2017

Lo que pasa

Hoy imaginé tu piel. Tal vez no debí hacerlo, pero el color de viento de tus piernas acudió a mi mente, como una pequeña tormenta o como una ola demasiado cadualosa. La liquidez de la imagen fue definitiva y volví a suspirar mientras a penas me daba el aire para cantar. Roto, solitario y alérgico, hago lo que puedo para no tomarte en el acto. Pero después en el camino a casa recaigo y tu nombre surca mis labios como un encanto de ciudad. Pasan los edificios desvencijados, pasa una luna nueva, silenciosa e invisible, pasa el lunes también con todas sus muertes, pero en mi cama, con los huesos adoloridos, te vuelvo a pensar y hacia la madrugada marcho como frito, hacia un viejo amanecer de coral. Y no pasa nada.

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