viernes, diciembre 29, 2017

Lo que pasa en otras mesas

Oiga!!! Cada tanto surgen conversaciones demasiado bellas en las mesas de entorno. Aflora la sensibilidad última de aquel que tiembla, de la bailarina vieja de voz de piedra cascada que en la mesa del bar del amanecer dice: "dejame sentir el temblor, dejame sentir el miedo" y "es que la gola se va y la fama es puro cuento" cantando con registros de la flaca varela, mejor aún, porque esta sucediendo acá. Acá donde vienen los lobos después de atender a "los viejos", a la "gente común", a "las cucarachas". Y en la intimidad de mis fibras secretas, comprendo que cada noche es más larga que la anterior y que de aquí en más, la madrugada va a volverse cada vez más absoluta, mientras que en la otra mesa de afuera, los dos borrachos hablan como Fabián O'neill y dicen cosas de las mujeres de cuyo seno solo han recibido rechazo y humo y negrura. Siguen saliendo cantarolas en portugués, empiezan a pasar los buses y llega, irremediable, el señor gordo y rengo que viene siempre a esta hora y uno de los pibes de la mesa de la bailarina, es tremendo cigarro.
Entonces a la noche siguiente vuelvo, está sucediendo el amanecer y el camino al bar tiene calles donde la voz rebota llena de amor náufrago, voy y escuchando la retirada de siempre, la que nunca me canso de cantarle, buscando, en una de esas, que la pequeña brisa de la noche infierno de calor, llegue hasta su ventana abierta y que ella en su sillón, ojalá sola, la escuche y sobre todo, la sienta. Y suena esa bajada cuando en la mesa de al lado, está uno de los músicos que con brutal pasión ejecuts y vive la bajada que escucho "dejando el corazón ya nos espera en la frontera, dejando el corazón..." y lo saludo y el me conoce t me invita a sentarme a su mesa, en la que oh! Causalidad, hay otros 4 murguistas que conozco. Entonces vuelvo a esperar mi comida, sólo, pero acompañado en forma íntama por el amanecer y, otra vez, la misma murga y la misma murga. 

Entonces la verdad, entonces la celebración de la gracia de haber triplicado mis ingresos me lleva a dejarme ser donde brillan entre humos, las margaritas, lirios y alegrías que rebeldemente, se agarran de un costado del camino. Rodar y sudar, dormir con la mañana, ser feliz, luz para libros que podrian ser ya polvo y son alas entre las dagas de la mañana. Salir y volver, empatar, ganar y perder, todo bajo la misma piel.

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