martes, febrero 09, 2016

Falsa fábula sobre todo esto

   Gato malvado perdido en el negro, los ojos, dos puntos de amarillo infierno y sus garras que tajearán porvenir, sibarita de los placeres desgarradores. Los pasos sobre el pedregullo no se escuchan y el resto de las criaturas ignoran su acecho. La concentración más instintiva se enfoca en abismos sin sombra y todos los monstruos y espectros se intimidan cuando el aire es inquietado por su latido casi apagado. El vidrio picado de la noche se hace polvo de olvidos lejanos...

  Y la calandria... posadita en la rama de un olivo, cantando de forma tan elevada, tan armónica, patrona de centenares de virtudes, tan aplicada, tan esforzada, yo me deslumbro a cada rato con el estilo y las lineas de su diseño natural. La perfección desconsolada de su vuelo por el cielo del día, planeando, siempre cantando, en una danza pura de agua cristalina y largos brazos de espuma. 

   Después camina sobre adoquines coloniales, el noble y buen perro de la calle, apaleado, tan leal, siempre moviendo la cola ante fiestas que no le pertenecen, aunque son auténticos dueños de la noche, en su mundo de veredas interminables, olfateando los perfumes de viejos amores, mostrando los dientes a sus demonios que nunca terminan. aferrados a una lealtad, entregados a su promesa sin final. 

   También una serpiente, yace enroscada en planificaciones, hija de la Pombagira se pasea por su lecho de verde oscuro. Carga en la mirada, el antiguo secreto de los reptiles y es capaz de hacer desaparecer el mundo entero con dos o tres contracciones de su vientre, habla en lenguas mientras duerme y va apretujando sortilegios contra su pecho, destilando otro exorcismo por botellas interminables. Infunde el pánico en todos los ratones de acelerados corazones, en todos los pajaritos, bravos muchachitos que se aventuran por su espacio... tan ingenuos y vulnerables a sus colmillos desprovistos de toda piedad y su veneno.

  Cómo podremos conjugar la oscuridad y la maravilla, cómo alcanzar la sofrosine de los labios que arden sin control, el justo balance de nuestras letras desparejas, cómo afinar la pincelada en el paisaje de la rambla, para generar progreso y sembrar nuevos abrazos por el cordón de la vereda y vida, nueva vida que este mundo se merece.
  La felicidad, mezquina, esquiva, regala gotas de ambrosía que podrían con facilidad hacer germinar enredaderas, guirnaldas de luces del alma, sobre la tierra agrietada por sequías y vientos y soledades implacables, gotas que a veces se nos escapan mientras nos perseguimos la cola. 
  Si hay dualidades que complementan hasta la saturación, piezas que encastran con demoníaca vehemencia. Hay tantos universos que nos pueblan, que a muchas veces creemos adivinar los procederes o los móviles del otro y acabamos descomponiendo la esencia de su persona en el prisma de nuestras propias falencias.
  Cómo podremos igualar con buenaventura el caótico-infinito-ciclo-random de todas nuestras pasiones y temores, la ecuación imposible de formular de todos nuestros anhelos y dolores, los dados de nuestros éxitos y fracasos, la desnudez de nuestra alma ante el tiempo de la eternidad. 
  Cómo podremos conjugar los salvajes zoológicos que nos han puesto frente a frente en este valle de lágrimas, en esta isla de infinita dicha y fértiles felicidades.. yo creo que amando... amando sin reservas. 

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