jueves, abril 12, 2018

Tan

Vuela la despedazada golondrina, revolcándose en sus cadenas, la noche noticia vieja que me encuentra con la soledad de la lluvia antes del amanecer. Una onda. Un jardín inmóvil. Finales que se acumulan con relojes abandonados, mientras la multitud que duerme, de a poco se irá despertando para ir a trabajar. Por eso en el instante justo de bajar, la musa se vuelve un tango de Troilo y yo la sigo, la voy siguiendo con algo que tampoco es la vista. Si me preguntan diré cisterna, diré súbito galopar y montones de vueltas dando vuelta adentro de una vuelta un poco más grande... Y así.

 Más guapa que nunca aparece en mis labios, a mala hora, el trazo definitivo de su recuerdo. La materia latente que desafía al olvido y que se resigna noche a noche a un recuerdo idealizado y una señal. Vacío rebota en la lluvia que sigue picando, rejunte de bandoneón, trueno del piano y se va.


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