miércoles, diciembre 09, 2015

Canción sin nombre ni puntos

Testigo, cómplice y juez
la madruga es como un cock-tail
donde la seda se trasluce
en la risa y el llanto
perfil semi vacío por llenar
ni mi nombre ni mi suerte
podía encender la luz de mi atención 
solo pasos en el corredor del alba
que lleguen a la verdad de tu sonrisa
profunda revolución del alma
tempestad acurrucada en el imaginario
percha donde cuelga el resplandor
de los tiempos que se acercan
no hay más camino que el que nos lleva
hacia delante, a veces, siempre hondo
siempre sincero, no hay melancolía
en la antigüedad de esta canción
acaso nostalgia abriga el dejo de mi voz
cigarro tras cigarro el tiempo se acumula
agarrotado en la espera, dolor de horas eternas
palidez demencial de una luna que contesta
se pierden los estribos y todo parece disolverse
en la continuidad de otros cien poemas
tirados a la bartola, borrachos de saciedad 

Sentados al redor de la vela de la eterindad
solo un soplido bastaría para poner fin
a la continua procesión del universo
no hay otra alternativa, linda mía
que aferrarse a esta brisa que anuncia el verano
un barco de arpillera bancando la tormenta
mis velas hinchadas por el viento de tus ojos
las manos de gorriones, batiendo las alas
sereno condensado sobre la punta de una hierba
pasos sobre madera perdida, huellas de barro
sudor de la existencia horadando los recuerdos

no hay multitud, no hay otro delirio que este
realidad indestructible es ahora de arcilla
fresco que se cuela por la ventana
mirada de mi gata, ronquido de mi abuela
profundidad parada en la cabeza de un alfiler
y tranquilizo a los demonios de mi sino
con breves silencios que son como caricias
cuando se puede respirar






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