miércoles, agosto 03, 2016

herencia chinawski XXVII

   aquel viernes fue una verdadera fiesta para mi murga. se arrimaron un par de componentes de otras agrupaciones a ver el ensayo y a la postre se formo una bochinchera y amigable multitud a la puerta del bar el piropo. mas tarde y no se bien de donde, se sumó todavía mas gente. las caras sonrientes sacaban interminables invitaciones a cantar viejos clásicos de murga. a eso de las doce y algo se había conformado una batería de murga con bombo, platillo y redoblante, que profesaban en la esquina su amor indiscutible a dios momo. la bacanal estaba planteada y todos participábamos. mi primo y el cabe armaban suculentos caños en consecución y la extensa banda fumaba y tosía. de todas partes manaba el vino, el fernet y la grapa miel. yo no tardé mucho tiempo en hallarme totalmente ebrio no solo de alcohol y cogollos sino de carnaval invernal, amistad y noche abierta.
   entre los multiples amigos que se acercaron aquella noche estaba vanessa, una muy buena amiga mía, también murguista y recientemente aficionada a concurrir a los ensayos nuestros y colaborar desde todo lo que estuviese a su alcance. la vane también cantaba clásicos y chupaba como uno mas. ella vivía en la teja y por lo general caminábamos juntos hasta agraciada donde pasaban en la madrugada, los buses que nos llevaban a nuestros respectivos destinos. cuando la fiesta mermó súbitamente, como sucede casi en toda fiesta, vanessa y yo partimos rumbo a agraciada acompañados por un amigo de ella que también nos fue a ver. eran unas veinte cuadras. el loco resulto ser bastante cra. era un gordito de caravana, con una voz muy grave de segundo que estaba bien templada por el pucho el alcohol y la merca. fuimos conversando animadamente todas las boludeces propias de tres borrachines en la madrugada.
   hablando de amores, tuve el torpe impulso de hacer mención del estado de abandono en el que estaba mi corazón a lo que esta amiga respondió poniendo el grito en el cielo. dejate de joder nando esa mina era cualquiera y vos sos tremendo gil. andabas como un perrito atras de ella y la mina lo único que hizo fue usarte para cojer y te dio una patada en el culo.  te pasaste de arrastrado.
    sus palabras abrieron una minúscula brecha en la abroquelada masa de sentimientos que me colmaban desde la ultima vez que la vi. vanessa aseguraba haber visto a v en el centro, curtiendo con nando toledo, otro murguista, una noche que estábamos todos en un festival en La Rusa. según vanessa había visto a v pasar de la mano con este loco muy cerca de donde sabía que yo estaba con la barra de mi murga, me decía que ella la reconoció al saludar a toledo y que posteriormente sintió pena por mi al verme contento hacia las seis de la mañana cuando v me escribió para que fuese a su casa. toda la historia podría ser cierta pero me reservaba el derecho de dudar. de todos modos le explique a vanessa que me parecía correcto o que al menos no veía como algo decididamente malo el proceder de v, porque yo mismo procedí de igual manera durante los meses de nuestro amor, encamandome con otras, siempre amparado al trato que teníamos con v de no tener trato. de no tener contratos ni mas compromiso que el de darnos de lleno y sin reservas cada vez que nos juntáramos y eso hacíamos de modo que no existía de mi parte objeción alguna para con esa sospechosa historia que me contaba. por supuesto que yo todo el tiempo soñé secretamente con, lisa y llanamente casarme con ella y sobre todo tenia el impulso irrefrenable de reproducirme con ella y de criar juntos a fruto vivo de nuestro amor de guerra. mucho imagine y anhele una pequeña niña engendrada en sus entrañas que tuviese sus ojos y su pelo. de todas maneras siempre supe de lo inviable de tal fantasía pero es el día de hoy y dentro de mi ser, algo sufre el dolor de no haber podido concretar nada mas que un malo pero demasiado intenso amor de carnaval.
    finalmente pasó por agraciada, un bus de la linea g, otrora un 468, lo tomé, cansado y feliz de ir rumbo a mi hogar a disfrutar la fría soledad de mi cama.  en el trayecto, sin música ni lectura, me fui pensando en v o mejor dicho sintiendo a v correr por mis venas como una araña de sombra lejana, que iba dejando un surco en espiral dentro de mí, un vacío triste donde antes estaba la certeza de su abrazo mágico. nada. el leve zumbido del eco de la murga y el ruido del motor del G.
    al cruzar la calle Yugoslavia, el bondi se detiene en una parada. yo venía totalmente en otra, así que solo me di cuenta de lo que ocurría cuando vi balancearse a uno de los individuos  sobre el conductor cobrador. el grito de: dame la plata y el violento manoteo fue lo que me puso al corriente de la situación. uno de los dos apuntaba un revolver al chofer mientras el otro guardaba los billetes en el bolsillo de su canguro verde de algodón. el escándalo de las monedas caidas en el piso metálico fue la señal para que los ladrones interrumpiesen su faena y se arrojaran de nuevo al corredor garzón, vacío y amenazante y se perdiesen trotando hacia la oscuridad.
    yo, raro en mí, ocupaba el asiento del lado de la calle en la segunda fila, así que sufrí la presión del miedo de primera mano y el pedo se me fue enseguida. me sentía convulsionar del terror y mi estómago daba vueltas. segunda vez en el año... armas de fuego, violencia y miedo en la noche de montevideo.


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