domingo, enero 04, 2009

Almas Parsimétricas

En los profundos charcos de oscuridad que hay en la noche sobrevivimos, enlazados a nuestros ojos o a la traumatica ausencia de ellos. Pataleamos en el barro, como estrellas de pólvora que pretenden iluminar lo inalcanzable. Los labios de ella eran montañas donde la luna ponía sus largos y delicados dedos. Mi tiempo era como una esponja, buscaba en cien mil cerraduras, una cometa con la que pudiera tocar el cielo. Enturbié mis aguas en un solitario aljibe donde el olor a encierro me empañaba la vista y resecaba la saliva de mi boca. Le recé a los parpados caídos de la luna, como si fuera un espíritu de bondad nocturna y me preparé para los agitados caminos del atardecer, me coloqué las espuelas sobre las botas, me empiné una botella y cabalgue perdiéndome en la noche sin retorno de la soledad y la guerra. Herido por granadas de fragmentación, sonreí y ví mi propia sangre manando en un manantial inacabable, en una fuente de poesía que se resistía a ser formulada. De pronto miré el almanaque... era otro año.

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